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Actualizado: 18 de junio de 2025
Después de la confidencia, se quedó Rita llena de inquietud y de pena. Movía la cabeza de arriba a abajo con una expresiva manifestación de asombro desconsolado, como diciendo: ¡Válgame Dios!... ¡Válgame Dios!... Mientras tanto el médico se paseaba, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos errantes en las pálidas flores de la alfombra....
Me escuchó con muchísimo interés, reflejándose en su expresiva fisonomía los diversos afectos que iban agitando su espíritu: la indignación, la duda, la tristeza, la esperanza. Cuando cesé de hablar, me dijo con acento de convencimiento que estaba segura de que su señorita no había hecho aquello por maldad o coquetería. Conocía muy bien a su señorita: era bondadosa, campechana, caritativa.
Claramente se lo dijo ella, con expresiva sinceridad en sus ojos, que nunca engañaban. «Haz lo que quieras. Eres libre como el aire. Tus trapisondas no me afectan nada». Esto no era palabrería, y en las pruebas de la vida real, vio el Delfín que aquella vez iba de veras.
El sillero levantó el brazo y bajó la cabeza, manifestando con mímica expresiva que de aquello no había que acordarse. No, no lo traigo a cuento en son de queja. Únicamente quiero significar que a Concha su genio le viene de herencia, y que por lo tanto hay que perdonárselo... De todos modos, es una chica que se hace querer, porque inmediatamente se ve que no hay allí doblez, que no hay engaño...
Y en tono de amorosa y expresiva admiración, y reteniendo al pobre Carlos con vacilante muñeca, lleno de ternura, prosiguió: ¡Contemplen, pues, a este pillastre! ¡Carlos, así Dios me condene, estoy orgulloso de ti! ¡Salga usted de casa! dijo el señor Tomás, levantándose con la amenazadora y fría mirada de sus ojos grises, y haciendo acopio de autoridad. Carlos, ¿cómo te atreves?...
Marta miraba al italiano con curiosidad maliciosa. «¡Cosas del mundo!» pensaba la alemana, que en el fondo, para sus puras soledades, era más escéptica que Sebastián. «¡Este aquí como si nada le importara, y el otro infeliz!...». Minghetti seguía mojando bizcochos y bebiendo Málaga. Acabó por fijarse en la mirada insistente y expresiva de Marta.
No es una vista pintoresca y expresiva, como las de Génova, como las de Nápoles, como las de Roma, como las de Granada, Córdoba ó Sevilla: no es una belleza italiana, griega, española; no es una naturaleza artística, por decirlo así; un arte naturalmente monumental, pero es una belleza grandiosa. Avanzamos hasta el principio de la plaza y el espectáculo cobró mayores dimensiones.
Pues hombre, si usted se ha inventado la medicina, ¿cómo quiere usted que yo me haya curado con ella? dijo el catalán. Es que yo puedo facilitárselos cuando usted quiera. Muchas gracias; no soy amigo de drogas. ¿Drogas? Mis polvos no son drogas, señor mío; están hechos exclusivamente con vegetales. El catalán le miró fijamente, y después volvió la vista a mí, haciendo una mueca expresiva.
Quiso, pues, nivelar mi agradecimiento con el suyo, llevándome en persona a ver al oficial primero del Patrimonio para que fuera así la recomendación más expresiva y eficaz. Todo salió según el deseo de entrambos. Tan servicial y diligente se mostró el buen D. Francisco, que a los dos días de haberle visto, mi asunto estaba zanjado.
Lo único que afeaba aquella figura hermosa e imponente, era cierta desproporción entre la cabeza y el tronco: era un poco cabezudo. Miguel se había quedado pequeñito y menudo: poseía en cambio una fisonomía expresiva y simpática, modales sueltos y un modo de hablar tan agraciado, que cautivaba a cuantos le trataban.
Palabra del Dia
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