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Actualizado: 24 de junio de 2025
Y el anciano torna a mover la cabeza y exclama: La agonía de la muerte... Y sus palabras, lentas, tristes, en este pueblo sin agua, sin árboles, con las puertas y las ventanas cerradas, ruinoso, vetusto, parecen una sentencia irremediable. He visitado la casa en que, viejo, perseguido, amargado, expiró Quevedo.
Al fin, casi a viva fuerza, entre los aplausos frenéticos del corro, Cuervo, el hercúleo alférez de la primera, levanta en brazos a la Niña y la sienta en la tabla. ¡Agárrate bien, Nuncia! le grita Paco Gómez, mientras el citado alférez y algunos otros amigos empiezan a mecerla. ¡Suave, suave! exclama Carmelita. No hay cuidado; así lo hacen, porque temen dar con ella en tierra.
Grita el rapaz y amenaza el padre, y entre los gritos y las amenazas, óyese la voz de la tía Simona, desde el portal: ¡Ah, malañu pa vusotros nunca ni nó!... ¡Que siempre vos he de alcontrar asina! ¡Ay, madruca de mi alma! exclama el muchacho corriendo á agarrarse del refajo de la buena mujer. ¿Por qué lloras, hijo? ¿Quién te ha pegao? ¡Mujuééé.... Me pegó ... jun ... ú ... ú ... padreeéé!!
Juan ha abierto la puerta sin ruido y se detiene detrás del panadero, cuando éste se dispone a guardar bajo llave los cartuchos de monedas. ¿Todo eso es para mí? pregunta poniéndole la mano sobre el hombro. ¡Alabado sea Dios! ¡Al fin has venido! exclama Franz alegremente. Después de una ojeada examina a su amigo, de la cabeza a los pies.
Por algo dice él que, si le hubieran desaminao, albitre podía ser; y es la verdad. En cuanto á las condiciones externas del ganado, ahora le verán ustedes. El comprador ha dejado de rondar la pareja, crúzase de brazos y exclama de repente: Pues, señor, ¿á qué hemos de decir una cosa por otra? La pareja me gusta. ¿Qué le parece á usté, tío Juan?
Los jóvenes no responden, y Martín toma su silencio por una aquiescencia. Bueno, vamos. Se levanta. Gertrudis se despereza con semblante aburrido, mira a Juan con vacilación; después dice meneando la cabeza. No tengo ganas. ¿Qué es eso? exclama Martín completamente atónito. ¿Desde cuándo no tienes ganas de bailar? ¿Todavía estáis reñidos, eh? Juan se ríe levemente, y Gertrudis vuelve la cabeza.
El hace una seña afirmativa, pero, como ella no lo ha mirado, cree que no responde. Ya lo ves, no quiere dice, dirigiéndose a Martín. ¿Que no quiero? exclama el otro riendo. ¿Por qué no lo dices, entonces, en seguida? replica ella, tratando de ponerse en armonía con su alegre tono.
Las raquetas de los empleados, miradas con ojos de perdidosos, parecen enormes... ¿Ha visto usted con lo que se sale ahora la baraja? exclama uno de los que habían puesto a encarnado . Mire usted... Y enseña su cartón. Estos cartones están divididos en columnas donde se marcan con puntos los colores que ganan.
Por lo tanto, era de buena fe liberal en los años nulos, porque acababa de leer y exclamaba: tiene razón; y después ha sido realista de buena fe en los años válidos, porque lee la Gaceta y exclama: ¡ya se ve que dicen bien!
Puntualmente baja a la reja todas las noches a hablar con el enamorado, a lo que se llama pelar la pava. En cada calle de cualquier lugar de Andalucía se ven, de diez a una de la noche, sendos embozados, como cosidos a casi todas las rejas. Tal vez suspira él y exclama: ¡Qué mala es usted! Y ella responde: ¡Pues no, que usted!... Y exhala otro suspiro. Así se pasan horas y horas.
Palabra del Dia
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