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Esta comedia, en la cual se distinguen los diversos trabajos de los tres poetas, y en el acto tercero especialmente la mano de Calderón, está, á la verdad, escrita algo á la ligera, y tiende con exceso á producir efecto teatral, aunque aparezcan en ella situaciones dramáticas notables.

Otros peores se hicieron santos. Cuidado cómo habla con nadie que venga á esta casa. Trabajará usted en cuanto se le mande continuó Paz, añadiendo un artículo á aquel código fatal. Pero no por, exceso indicó oficiosamente doña Paulita, que el trabajo es bueno para ahuyentar las ocasiones de pecar; pero con exceso es malo. No será con exceso.

Esto es delicioso, mas olvidé asegurar la vida de la pobre criatura, y tan sólo podrá subsistir por lo infinito de su número, por el exceso de su fecundidad. Ahora me hace falta un ser más prudente y resguardado. Desde el momento que aparecieron esos tímidos, se echaron en brazos de la prudencia hasta un límite desconocido; huyeron de la luz del día, encerráronse.

Me parece que, en esas hermosas historias de almas enamoradas de lo divino, la precisión pedantesca y el exceso de documentos son un contrasentido, o en todo caso, una torpe maniobra que nos sujeta a la tierra cuando quisiéramos remontar el vuelo y subir a lo más alto. Espero que no se escandalizará usted y que me perdonará la ligereza y el mal gusto de mi entendimiento.

»Yo iré a buscarte dijo Carlos. »No, voy a hacer que dispongan el coche, y vendré yo mismo por ti... Esto es más seguro. »Ambos salieron del gabinete; Teobaldo se ausentó acto continuo, y yo quedé sola con Carlos. »La conversación que acababa de oír, aunque demasiado vaga para , me había hecho conocer, no el amor de Carlos, pues ya lo conocía con exceso, pero el origen de su fortuna.

No juegues al escondite; yo no bromearía en tu lugar, Magdalena continuó Yuba-Bill, que en un exceso de furor daba ya vueltas pateando. ¡Magdalena! continuó la voz. ¡Oh, Magdalena! ¡Mi buen señor! dijo el juez, en el tono más patético. Imagínese lo inhospitalario de rehusar un abrigo contra la inclemencia del tiempo, a mujeres desamparadas. ¡Señor mío de mi alma! Pensar que...

Me parece que siempre se queda algo, que no vamos a alcanzar el tren, que me van a hacer pagar un sentido por exceso de peso... ¡Ya ve usted, catorce baúles! Es un laberinto de mil demonios. Leopoldito lleva su perro, María su gatita de Angora y Gustavo una jaula de pájaros para un amigo.

Acaso, al ahogar la declaración que asomaba a sus labios, había sacrificado a un exceso de orgullo la dicha de Eva como su propia dicha... Y las hojas caídas no reverdecen más...

Me ha tirado del pelo, me ha dado de bofetadas y me ha pellizcado los brazos. Mire usted, mire usted qué verdugón me ha hecho. Y remangándose la camisa mostró en efecto en su brazo negro y rugoso una mancha morada. ¡Tanto no; es un exceso! manifestó D. Félix; pero unos azotitos de vez en cuando no te vienen mal porque eres una chica muy coquetuela.