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Actualizado: 5 de julio de 2025
En el fondo de mi naturaleza se encuentran tan bien casadas estas dos cualidades, que casi nunca se mortifican o se dañan. El gallego sirve para refrenar los ímpetus exagerados del poeta. El poeta ejerce el bello destino de ennoblecer, de dar ritmo armonioso a la existencia.
Pero el gitano contestaba a la proposición con exagerados ademanes de miedo. La gente de su raza no gustaba de guerras. ¡Coger él un fusil! ¿Acaso habían visto muchos gitanos que fuesen soldados?... Pero robar sí que robarás le decían otros. Cuando toque el momento del reparto ¡cómo te vas a poner el cuerpo, gachó!
Belarmino despertó de su meditación para besar y abrazar a su hija, silenciosamente, con ahinco y ternura, todavía más exagerados que de ordinario. Se le humedecieron los ojos. En la tienda reinaba total tiniebla. ¿Enciendo luz? preguntó el aprendiz pelirrojo. Belarmino tardó en responder; le faltaba la voz. No hace falta. Ahorraremos en luz.
Desde este momento, los sabios menos exagerados y más tímidos y económicos en sus cronologías, ponen hasta el día de hoy unos 25.000 años. La raza alala, los antropiscos, los casi hombres, como si dijéramos, salieron del centro de Africa o de un continente austral llamado Lemuria, que ya se hundió en el mar como la Atlántida, y que estaba entre el Africa y el Asia.
Hemos atravesado ya dos edades de barbarie. En la primera, diremos como Homero: «El mar estéril.» Es surcado únicamente para buscar al otro lado tesoros fabulosos ó grandemente exagerados. En la segunda, notóse que la riqueza del mar consiste sobre todo en él mismo, y quisimos arrancársela, pero de una manera ciega, brutal, violenta.
Ya hemos visto en la carta de doña Clara Soldevilla al padre Aliaga, que los presentimientos del bufón no habían sido exagerados. Le hemos visto también conmoverse al oír en los labios del padre Aliaga el nombre de Dorotea. El bufón quería acercar á la joven al padre Aliaga, y explotar en su provecho el amor que el padre Aliaga había sentido en su juventud hacia su madre.
Y todo el día he sido presa de temores. El sol se ha puesto ya, y le sigo esperando en vano. Ha muerto, padre; estoy segura. EL CONDE. Según mis noticias, el duque goza de una excelente salud. Vuestros temores, condesa, son exagerados, como vuestro amor. Bajo la protección del propio emperador, avanza tranquilo a través de nuestras tierras.
Y si á pesar de sus temores exagerados, de su ineptitud á todo trabajo y de su decaimiento moral, hay á veces momentos lúcidos de actividad intelectual, es para hacer despues mas penosa su vuelta al estado anterior y para mas lamentarse de su impotencia.
Disto mucho más que de los encomios exagerados de Víctor Hugo y Emerson, del desdén y de las burlas de Voltaire y su imitador Moratin. Confieso que el análisis que hace Voltaire del Hamlet me ha arrancado varias veces lágrimas de risa: mas no por eso he dado nunca la razón a Voltaire. Ya sé que lo sublime lo bello, lo grande es lo que se presta a la parodia.
Por una parte hacían juego los hombres de buena sociedad, con sus ámplias capas de vueltas de terciopelo y borlas flotantes y sus sombreros de fieltro, llamados en España chambergos, cuando no vestidos con el paltó francés y el sombrero negro de alta copa bautizado en Madrid con el apodo ultrajante de hongo; mientras que las damas elegantes arrastraban sus ampulosos trajes de luciente seda, exagerados de por sí, sin perjuicio de la crinolina, esa peste de todas las concurrencias, y ostentaban sus graciosos peinados y lujosas cabelleras, sin mas adorno que una flor natural, ó cubiertas con una cofia de lana calada de colores, ó el pañuelo de seda en barbiquejo.
Palabra del Dia
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