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Actualizado: 28 de julio de 2025
Dejéles la parte de las mozas y tomé el estribo de madre y tía. Eran las vejezuelas alegres, la una de cincuenta y la otra punto menos. Díjeles mil ternezas y oíanme, que no hay mujer, por vieja que sea, que tenga tantos años como presunción. Prometílas regalos y preguntélas del estado de aquellas señoras, y respondieron que doncellas, y se les echaba de ver en la plática.
Santorcaz nos trataba con superioridad, aunque sin tiranía. Cuando al llegar a una posada, cabalgando él en perverso macho y nosotros a pie, íbamos a tenerle el estribo y después a quitarle las espuelas, deshaciéndonos en cumplidos y cortesías, teníamos que apretar los dientes para no soltar la risa.
Subió ligeramente al coche, y cerrada la portezuela, bajó el vidrio y tendió su mano al joven; él, en equilibrio sobre el estribo, la tomó en la suya. Permanecieron un momento silenciosos, unidos por aquel débil lazo. Un estridente silbido hizo retroceder bruscamente a María Teresa.
Con los equipajes hechos, los convalecientes medio embanastados; en fin, casi con el pie en el estribo ya para volver a Madrid los tres expedicionarios de nuestra historia, dijo Leticia a su amiga al despedirse de ella: Sé que el banquero don Mauricio bebe los vientos por ti... ¿No te gusta que te lo diga?... Lo siento, y perdona; pero escucha.
Subió en el asno sin poner pie en el estribo; veníale el sayo vaquero que parecía haberse hecho para él, y como tenía aquella presencia, nadie le veía con los Cristos delante que no le juzgase por ahorcado.
Lucía, Lucía, hermosa Lucía, déjame contemplarte un instante de cerca... Y saltó sobre el estribo de la victoria en que iba la dama y se sentó a sus pies. He aguardado más de una hora para verte pasar y poder ofrecerte mi caja de dulces... toma.
Un largo estribo de Sierra-Morena que de los confines de la provincia de Ciudad Real baja hasta este rio, llevando como tributo al mismo por un lado las aguas del arroyo de las Yeguas, por otro las del revuelto y precipitado Jándula, es su límite oriental.
En cuanto puedan ustedes dar la vuelta... hay que darla decía con un pie en el estribo y la cabeza dentro del coche . Será usted la Regenta de Vetusta, Anita. No lo permite la ley, por causa de las tías contestaba don Víctor. ¡Bah, bah! Ya se arreglaría eso.... Será usted la Regenta. Don Cayetano quiso también subir al estribo, pero no pudo.
Pronunció don Luis estas palabras esforzánzose por aparecer tranquilo pero con tal energía que ni caballeros ni señoras se atrevieron a replicarle; y la Marquesa dio discretamente otro rumbo a la conversación. De allí a poco don Luis se despidió y al poner el pie en el estribo de su berlina, que le esperaba en la puerta, dijo al cochero: «calle del Guadarrama 92, y deprisa.»
Y subida en el estribo, agarrándose a la capota, siguió gritando; ¡Muchachas, por lo que más queráis en el mundo sus pido que no les hagáis daño! Ellas no tién la culpa. ¿Sabéis quién es ésta, la guapa, la más joven, la que paece la Virgen de la Paloma?
Palabra del Dia
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