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Actualizado: 14 de junio de 2025


Su venida no saben, y está junto Con su gente haciendo grande estrago. De amigos, y favor está disjunto El Abrego en aqueste fuerte trago, Y el Lerma pretendía así cojerle Porque intencion traía de prenderle. En el Perú la fama habia volado, Con falsa presumpcion, ó verdadera, Que aqueste Abrego estaba medio alzado; Por tanto viene Lerma á la ligera.

En esto comenzó la gente á enfermar y morir á más furia quel mes pasado, y los de la ciudad, desdeñados del estrago que se les había hecho y hacía en la campaña, no querían acoger los enfermos, y ansí murieron muy muchos por dejados, como los dejaban á la marina al agua y sereno.

Perdíanse una vez los sembrados por falta de agua, y apenas la pidieron los neófitos, cuando rompió en abundantísimas lluvias. Hacía gran estrago en la gente del pueblo de San Rafael una pestilencia; corrió luego el pueblo á la iglesia á pedir á Dios misericordia, y al punto cesó el contagio, de suerte que ninguno de los tocados de él murió en adelante, ni de los sanos enfermó alguno.

Aborrecen mucho á los hechiceros, y á los otros familiares del demonio como á capitales enemigos del género humano, y los años pasados hicieron en ellos un cruel estrago, quitándoles las vidas; y ahora, con una ligera sospecha de que alguno ejercita este oficio, al punto le despedazan á grandes golpes de sus macanas.

Todo su cuerpo se estremeció como el mástil de un barco al golpe del viento. Por un instante pudo creerse que el fiero león caía sobre el gato y lo deshacía entre sus garras; mas la chispa se apagó sin causar estrago. Quedóse otra vez pálido, bajó los ojos y de ellos brotó una lágrima ardiente y silenciosa. Lo único que sus labios trémulos murmuraron fué: «¡Señorde un modo casi imperceptible.

El P. Miguel, avisado de este suceso por dos cristianos que por gran ventura se pudieron escapar del estrago, se volvió con increíble dolor de su corazón por no poder hacer más; y divulgada por todos los pueblos la nueva de la muerte del santo hermano, le lloraron inconsolablemente los indios, los cuales, en recompensa de las buenas obras que de él habían recibido, le celebraron solemnes exequias en todos sus pueblos, cuanto cupo, y fué posible en su pobreza; y yo, para acabar este capítulo, daré aquí una breve noticia de su vida y virtudes, por serle muy debida esta memoria.

Se lavó la cara con agua tibia para que el estrago del llanto desapareciese hasta el punto preciso de no afear, mas no para que no quedasen huellas de que había llorado; se compuso el pelo de suerte que no denunciaba estudio cuidadoso, sino que mostraba cierto artístico y gentil descuido, sin rayar en desorden, lo cual hubiera sido poco decoroso; se pulió las uñas; y como no era propio recibir de bata a D. Luis, se vistió un traje sencillo de casa.

Despues de tanta tardanza, los primeros que volaron al lugar de la mortandad que acababa de hacerse, fueron 130 Guanoas, gentiles confederados; quienes, viendo el destrozo ó estrago de los suyos, y el campo sembrado de cadáveres, gimieron, y tambien derramaron lágrimas.

El fuego cesó y los ingleses penetraron en el barco vencido. Cuando el espíritu, reposando de la agitación del combate, tuvo tiempo de dar paso a la compasión, al frío terror producido por la vista de tan grande estrago, se presentó a los ojos de cuantos quedamos vivos la escena del navío en toda su horrenda majestad.

A frailes y soldados, que salian De Santa Cruz, mataron crudamente, A chácaras y valles se venian, Adonde cautivaban mucha gente: De suerte que el estrago que hacian Causaba gran temor al mas valiente. Hernando Salazar entrar procura, Y oid una desdicha y desventura.

Palabra del Dia

vorsado

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