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Actualizado: 14 de junio de 2025


Mascullando estas palabras se apartó de Nieves sin detenerse a observar el estrago causado en ella por sus nunca vistas destemplanzas. En parecido temple de nervios le halló poco tiempo después don Claudio Fuertes.

¿Cuál desventura, oh ciudad, ha vuelto en tan triste estado tu grandeza y majestad, y aquel palacio sagrado en estrago y soledad? ¿Quién á mirarte se inclina y á tus muros derrocados por la justicia divina, que no vea en tus pecados la causa de tu ruina? ¿Quién te podrá contemplar, viendo tu gloria perdida, que no desee que un mar de llanto sea su vida para poderte llorar? ¿Cuál pecado pudo tanto que no te conozco agora?

»Dentro de breve tiempo vino sobre nosotros un contagio que hizo tal estrago, que pensamos perecer todos, y creyendo que era castigo del cielo, en pena de aquel delito, nos acordamos de que los cristianos, para aplacar la justicia de Dios se disciplinaban hasta derramar sangre de las espaldas.

»Si le dijera a usted que Villavieja estaba en el propio ser y estado en que usted la dejó tantos años hace, le engañaría a usted y adularía a Villavieja; porque, en rigor de verdad y cumpliendo la ley de su destino, tiene de peor que entonces el estrago del tiempo transcurrido, y el de las miserias y la incuria de sus habitantes. De mejor, ni un ladrillo, ni un clavo, ni una teja.

Piedra va, piedra viene, empezaron las abolladuras de nariz, las hinchazones de carrillos y los chichones como puños. Mientras mayor era el estrago, mayor el denuedo: «¡Leña!, ¡atiza!, ¡dale!». ¡Qué ardientes gritos de guerra! Ni las moscas se atrevían a pasar por el espacio en que se cruzaban las voladoras piedras.

A unos les asustaba la idea del estrago; a otros el terror del castigo; con la voluntad, casi todos fueron cómplices; ninguno dijo: «Yo me atrevo

Por todo esto, es tan posible como deseable que el conflicto que se ha promovido no acabe por estallar, con horroroso estrago, como bomba de dinamita, sino que se quiebre y se desvanezca en el aire como ténue bola de jabón y de agua.

BARBERO. Ya lo hago. ¡Cielos! ¿Señor, qué te he hecho Que así quieres en mi pecho Hazer tan bárbaro estrago? DON JACINTO. Aquí tienes de morir, Si contradices mi gusto Aunque te parezca injusto. BARBERO. Sólo te intento servir. DON JACINTO. ¡Pues entra, y esa mujer Haz que en líquidos corriente De carmín derramen fuentes Sus brazos, hasta que el sér Pierda, perdiendo la vida, Ó quitarétela á ti!

Entre dos y tres de la mañana acometimos al pueblo, por tres partes, y á las tres horas, destruidas las palizadas, entramos, haciendo grande estrago en indios, mugeres y muchachos, aunque la mayor parte de ellos huyó á Acaraiba, pueblo suyo, que estaba veinte leguas de Froemidiere, el cual habian fortificado cuanto pudieron.

Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros, cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió. Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal de la victoria. Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso estrago en las ondas.

Palabra del Dia

rigoleto

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