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Actualizado: 24 de noviembre de 2025


¡Loco! ... debéis estarlo... loco de felicidad. No, no; loco de desesperación. ¿Y por qué? ¿no sois afortunado? la mujer más pura y más hermosa y más codiciada de la corte os ama. La comedianta que á todos enamora, que á todos desespera, y que tiene buen corazón, es... vuestra hermana.

Bien poseído estaba el marqués de la suntuosidad del aparato escénico, así como de la intachable corrección con que iban sirviéndose a sus comensales los prodigios de su cocinero y los tesoros de su bodega; y por estarlo tanto, andaba más atento a inquirir si ese mismo sentimiento se traslucía en los gestos de sus comensales o en las palabras sueltas del incesante rumor que henchía la estancia, que a responder atinadamente a las frases con que algún colateral, creyendo acertar mejor así, intentaba llevar su atención al asunto ocasional del banquete.

Hablaba de los reverberos que había puesto el marqués de Pontejos, del cólera del año anterior, de la degollina de los frailes, y de las muchas casas magníficas que se iban a edificar en los solares de los derribados conventos. Todo esto era muy bonito para dicho en la tertulia de una tienda; pero sonaba a cencerrada en el corazón de una doncella, que no estando enamorada, tenía ganas de estarlo.

¿No entiende todavía? dijo al fin. Ni una palabra... murmuré aturdido, tan aturdido, como puede estarlo un adolescente que a la salida del teatro ve a la primera gran actriz que desde la penumbra del coche mantiene abierta hacia él la portezuela... Pero yo tenía ya casi treinta años, y pregunté al médico qué explicación razonable se podía dar de eso. ¿Explicación? Ninguna.

Para que esos consejos no sean tan difusos, los doy á una persona enferma que me pide informes. ¿Es un ser ficticio? No. La persona á quien me dirijo, hela realmente encontrado, y más de una vez, en el transcurso de mi vida. He aquí á una señora joven, debilitada, enferma ó muy cercana á estarlo, y un niño más débil todavía que la madre.

Belinchón se mantuvo grave y sombrío, como deben estarlo los héroes la víspera del combate. La noticia corrió como una chispa eléctrica por la población. El pasmo de los vecinos era indescriptible. A ninguno le cabía en la cabeza que una persona, entrada ya en años, con hijos casados, fuese a darse de sablazos con otra por cuestión de un ramal de carretera.

Se figuraba sacada a pública subasta. Doña Águeda y después su hermana trataron con gran espacio el asunto de la cotización probable de aquella hermosura que consideraban obra suya. Para doña Águeda la belleza de Ana era uno de los mejores embutidos; estaba orgullosa de aquella cara, como pudiera estarlo de una morcilla.

Mandó el familiar al alguacil que allí le esperase, y él se fue a la puerta de la casa de la viuda, y llamó, y abrieron en cuanto dijo cuál era su calidad y oficio y que la señora le esperaba, y entró, se cerró la puerta, y la calle se quedó tan en silencio y tan pacífica, como solía estarlo a aquellas horas de ordinario.

¿Qué significa esto, madre? gritó la niña. ¿Por qué han abandonado todos hoy su trabajo? ¿Es un día de fiesta para todo el mundo? Mira, ahí está el herrero. Se ha lavado su cara sucia y se ha puesto la ropa de los domingos, y parece que quisiera estar contento y alegre, si hubiese solamente quien le enseñase el modo de estarlo. Y aquí está el Sr.

Nepomuceno, que a la segunda negativa de Marta, acompañada de una mirada y una sonrisa de inteligencia para él, acabó de comprender, agradeció con todas sus entrañas el sacrificio que en su favor se hacía; y se hubiera derretido de gusto, a no estarlo ya, gracias a la proximidad vertiginosa de la alemana y a las cosas espirituales y no espirituales que ella le estaba diciendo; y, sobre todo, gracias a ciertos tropezones que de vez en cuando, bastante a menudo, daban las rodillas con las rodillas.

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