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Actualizado: 26 de junio de 2025
24 Cuando entrares en la viña de tu prójimo, comerás uvas hasta saciar tu deseo; mas no pondrás en tu vaso. 25 Cuando entrares en la mies de tu prójimo, podrás cortar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo. 2 Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro varón.
Es el tiempo propicio de segar las espigas doradas que en ya próximos días, formarán las hogazas del mortal sacrificio. En la áurea patena, y formado con trigos de América, yazga el pan de la Misa sobre el cáliz teñido con la sangre de España. Pueblos fuertes, robustos, hincarán las rodillas en tierra, ante el hondo milagro del amor que las almas auna en la elíptica curva de la breve existencia.
10 Y los hijos de Israel asentaron el campoamento en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó. 11 Y al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas.
Un día, las vagonetas, al chocar unas con otras, aplastaban á un obrero: otro día saltaban de los rieles al bajar por el plano inclinado cayendo sobre un grupo encorvado ante el trabajo, que no recelaba la muerte traidora que llegaba á sus espaldas: los barrenos estallaban inesperadamente abatiendo los hombres como si fuesen espigas; llovían pedruscos en mitad de la faena, matando instantáneamente; y por si esto no era bastante, había que contar con los navajazos á la salida de la taberna, con las riñas en la cantera, con las disputas en los días de cobro, con la feroz acometividad de aquella inmensa masa ignorante y enfurecida por la miseria, en la cual vivían confundidos los que al salir de los penales de Santoña, Valladolid ó Burgos no encontraban otro camino abierto que el de las minas de Bilbao, en las que se necesitaban brazos, y á nadie se preguntaba quién era y de dónde venía...
Salga en carroza ufano, por la ciudad haciendo cortesías, muy á lo soberano; que yo sin estas necias fantasías, de espigas coronado, desde mi carro lisonjeo el prado. Esta quietud adoro: esta vida pacífica poséo: no la riqueza lloro: la ambicion ni la quiero ni deseo; que en mí las soledades son las siempre dichosas majestades.
Sin ruido, lentamente, Doña Moncha se aparta de la puerta y se sienta entre los criados a desgranar espigas. Se oye alguna voz apagada, y el alarido del viento y las pisadas que vienen y van. Desgranada una cesta de mazorcas, traen otra. En la antesala vaga ahora una sombra negra, la sombra del capellán. Los pasos no dejan de oírse ni de día ni de noche. DO
Las hoces relampagueantes iban tonsurando los campos, echando abajo las rubias cabelleras de trigo, las gruesas espigas, que, apopléticas de vida, buscaban el suelo, doblando tras ellas las delgadas cañas.
22 Mas a los violentos adelantó con su poder; se levantó, y no fió a nadie en la vida. 24 Fueron ensalzados por un poco, y desaparecieron, y son abatidos como cada cual; serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas. 1 Y respondió Bildad suhita, y dijo: 3 ¿Por ventura sus ejércitos tienen número? ¿Y sobre quién no está su luz?
Los había que estaban ya segados y exhalaban por sus heridas todavía abiertas el calor almacenado en su seno. Otros conservaban su onduloso manto de espigas, que empezaba á estremecerse bajo los primeros soplos de la brisa nocturna. Las máquinas agrícolas se destacaban sobre el rojo sombrío del horizonte como animales monstruosos que empezasen á surgir de las profundidades de la noche.
Dentro de un rato bajaré a la catedral. Se despidieron. Y Gabriel, después de digerir tranquilamente la leche que le sirvió su sobrina, bajó al templo, sin decir nada a la familia del trabajo que pensaba realizar. Temía la protesta de su hermano. En el claustro bajo volvió a encontrarse con el Vara de plata. Hablaba con la jardinera, mostrándola escandalizado un haz de espigas con una cinta roja.
Palabra del Dia
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