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Actualizado: 22 de junio de 2025
La toma de hábito de la señorita de Elorza, aunque esperada desde hacía algún tiempo, no por eso dejaba de impresionar profundamente. ¡Una joven tan rica, tan bella, tan lisonjeada por todo lo que el mundo tiene de risueño y apetecible! Interminables comentarios se hacían por aquellos días en las tertulias de las tiendas. ¿Pero no decían que estaba ya arreglada la boda con el marquesito?
Y después de rasguear y puntear el instrumento con no esperada habilidad, cantó con bronca voz, dirigiéndose á Pepa: Porque te quiero te digo que te registren el novio, porque no está de recibo. La chuscada causó gracia á todos menos á Frasquito, quien sacudió la cabeza malhumorado. Lo estaba también porque la conversación con su suegro tomaba un sesgo bastante desagradable.
La sorpresa y el júbilo de este fueron indescriptibles, por más que estuviese receloso aún de que en los atrevimientos de don Andrés la coquetería de Juanita había entrado por algo. Agradecido a la visita no esperada, don Paco se mostró muy fino, pero disimuló su alegría y procuró poner el rostro lo más grave y severo que pudo.
"Llegó, en fin, la señal esperada, y a un mismo tiempo arrancaron todas cuatro barcas, que no por el agua, sino por el viento parecía que volaban. La que traía por insignia a la Buena Fortuna, cuando estaba desmayada y casi para dejar la empresa, apretó, como decirse suele, los puños, y, deslizándose por un lado, pasó delante de todas.
Volvió el príncipe á su yate, y un año después le alcanzó la noticia triste y esperada, hallándose en el Norte de Noruega, al regreso de una excursión por los mares árticos.
Afuera, la viuda y los hijos, con la resignación de una desgracia luengamente esperada, medían copas y atendían a los parroquianos sentados en las inmediaciones del ventorrillo. Los gañanes de Matanzuela bebían, formando un gran corro. Don Fernando, de pie en la puerta de la choza, contemplaba la vasta llanura, sin un hombre, sin una bestia, con la monótona soledad del domingo.
Y por mi gusto cada día estrenarías tú trajes mejores y más lujosos. Juanita se aturdió un poco con esta no esperada salida del señor don Andrés. Casi receló que él tenía razón y que ella se había conducido irreflexiva y arrebatadamente. Al fin habló así: Yo no voy a sostener ahora que he procedido contra vuecencia con motivo bastante. Lo que digo es que estaba, y aún estoy, fuera de mí.
Lucifer, furioso al oir esta noticia, resuelve maquinar nuevos enredos para oponerse á la salvación de la Humanidad. Esta, mientras tanto, yace en su prisión lamentándose y rogando al cielo que la liberte del cautiverio; preséntase la Profecía, transformada en gitana, y le promete la salud esperada. La escena se traslada después á Belén.
Una carta tan tierna, y tan poco esperada, puso á Candido en una imponderable alegría, pero la enfermedad de su amada Cunegunda le traspasaba de dolor.
Y como yo quisiese salir a enviar por médico, «no llames a nadie, Florela, me ha dicho, que no quiero que nadie vea el triste espectáculo del dolor que en mí causa la no esperada y tirana desventura mía; y llévame a tu lecho, amiga Florela, mientras que pasa esta cruel fuerza del dolor que me acaba.»
Palabra del Dia
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