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Actualizado: 28 de junio de 2025


Hasta las cosas familiares entraban en el temeroso encantamiento: una inmóvil colgadura, un paño negro, un antiguo retrato de familia, un espejo, una daga, exhalaban a veces, para él un sentido perturbador, vahos de espanto y de demencia. Hubiérase dicho que ciertos objetos buscaban expresarle lúgubres presagios.

Las tres figuras permanecieron algunos segundos formando un bello grupo. Calleja con el brazo alzado y el rostro encendido; su esposa, que era tan gigantesca como él, le sostenía el brazo; el pobre Gil, mudo y petrificado de espanto.

18 Y los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia; y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra, por maldición y por espanto, y por silbo y por afrenta a todos los gentiles a los cuales los arrojé;

Ella dice: amo á este hombre, y yo la digo: ámale; ella me pregunta: ¿me vengaréis si me ultrajaren? yo contesto: el que te ultraje, muere. ¿Habéis querido matar por tanto á don Rodrigo Calderón? . El rey miraba con espanto al tío Manolillo. No te conozco le dijo. Tienes razón, hermano Felipe dijo el bufón , porque ahora estoy loco.

En empeño gravísimo se encontraba, y en la falta en que últimamente le había encontrado doña Guiomar no había disculpa, y aunque una falsa disculpa hubiese podido encontrar, su turbación y su espanto no le permitían hallarla.

Ya los protege, querido ángel; ya ves, todo nos sale bien. Sin embargo, ¿te acuerdas de aquella tempestad? ¡Jesús! ¡qué espanto viéndote escalar los muros a la luz de los relámpagos, para volver a tu chalupa!

Había adivinado tardíamente sus terrores y sus penas. La muerte llegaba implacable, sin darle acaso tiempo para reparar su fatal error, fruto de tantas meditaciones, y que ya antes de consumarse causaba a Carmen una desolación tan profunda.... Todo lleno de espanto, el corazón de Carmencita se le subió a los labios para gritar con afanosa ternura: ¡Padre!...

El interés y emoción del público eran extraordinarios, y no menos la solemnidad con que los migueletes se despedían de sus familias y amigos para marchar á tan importante empresa. ¡Tal espanto había llegado á infundir Parrón á todo el antiguo reino granadino!

Un labrador viejo, su mujer trémula de espanto y unos cuantos chicuelos que se ocultaban por los rincones, se habían refugiado arriba, con las señoras, al ver que el agua penetraba en su modesta casa. Rafael entró en el comedor y allí vio a doña Pepita, la pobre vieja, apelotonada en una silla, con las arrugas de su cara mojadas de lágrimas y las dos manos en un rosario.

36 Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen? 37 Y la fama de él se divulgaba en todas partes por todos los lugares de la comarca. 38 Y levantándose de la sinagoga, entró en casa de Simón; y la suegra de Simón estaba con una gran fiebre; y le rogaron por ella.

Palabra del Dia

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