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Actualizado: 28 de junio de 2025
Vayan sólo a los bufos, si tan malos son, los hombres curados de espanto, y aquellas mujeres, que no faltan, curtidas ya en todo género de malicias, o bien las que son tan inocentes, que, si alguna malicia llegan a oír, no aciertan a entenderla.
La granada tomaba las proporciones de una colosal esfera, y la rajadura, una risa infernal, por donde se escapaban brasas y llamas. Por primera vez Basilio se dejaba llevar del espanto y perdía su sangre fría por completo. Simoun, entretanto, atornillaba sólidamente un curioso y complicado aparato, ponía el tubo de cristal, la bomba, y coronaba el todo con una elegantísima pantalla.
Germana quedó sobrecogida de espanto ante aquella explosión de ira, y sus ojos se volvieron hacia la casa como en demanda de auxilio. Señora dijo temblorosa , si para eso ha venido usted a mi casa...
Tras una esquina, a lo lejos, surgió una humareda de teas; era la turba. Loco de espanto, apreté los talones a los ijares del animal y corrí a lo largo de la muralla que se extendía como una vasta cinta negra furiosamente desenrollada. De repente vi una brecha, un boquete erizado de espinas y zarazas, y fuera la planicie que bajo la luna tenía la apariencia de una gran charca de agua dormida.
¡Cuál no sería el espanto y el suplicio de Judit, no al oírse poner en ridículo, sino a la idea de que también el Conde se burlaría tal vez al leer su carta, que en aquel momento hubiera dado toda su sangre por no haber escrito! De aquí que se sintiese más muerta que viva al día siguiente cuando entró Arturo en su gabinete.
El temor de ser otra vez abandonados, de ver a sus defensores en retirada al llegar el día, les tenía mudos de espanto. Mientras tanto, comenzaba a nacer el día; el pálido crepúsculo se asomaba tras las negras cumbres; algunos rayos descendían hasta los valles tenebrosos, y media hora después se plateaban las brumas del abismo.
Sentóse en la cama, y estuvo atento y escuchando, por ver si daba en la cuenta de lo que podía ser la causa de tan grande alboroto; pero no sólo no lo supo, pero, añadiéndose al ruido de voces y campanas el de infinitas trompetas y atambores, quedó más confuso y lleno de temor y espanto; y, levantándose en pie, se puso unas chinelas, por la humedad del suelo, y, sin ponerse sobrerropa de levantar, ni cosa que se pareciese, salió a la puerta de su aposento, a tiempo cuando vio venir por unos corredores más de veinte personas con hachas encendidas en las manos y con las espadas desenvainadas, gritando todos a grandes voces: ¡Arma, arma, señor gobernador, arma!; que han entrado infinitos enemigos en la ínsula, y somos perdidos si vuestra industria y valor no nos socorre.
A Mesía fusilémosle, había dicho, si eso te consuela; pero hay que esperar, hay que evitar el escándalo, y sobre todo hay que evitar el susto, el espanto que sobrecogería a tu mujer si tú entraras en su alcoba como los maridos de teatro.... Ana, culpable según las leyes divinas y humanas, no lo era tanto en concepto de Frígilis que mereciera la muerte.
Con solo ver que vas, pondrá un espanto A la barbara gente, que adivino Yo desde aqui su perdida y quebranto. Quién dubda que el real pecho benigno No se muestre, en oyendo la tristeza Donde están estos miseros contino? Mas ay! como se muestra la baxeza De mi tan rudo ingenio, pues pretendo Hablar tan baxo ante tan alta alteza. Mas la ocasion es tal, que me defiende.
Al oír a la marquesa creía escuchar los términos más terribles de la injusticia humana. La pena que con esto sintiera la colmó de confusión y espanto en los primeros momentos; pero después su orgullo contrariado se hizo brutal soberbia.
Palabra del Dia
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