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Actualizado: 20 de junio de 2025


En su tránsito por Egipto, vio y admiró donna Olimpia la esfinge, las pirámides y multitud de otros monumentos del tiempo de los Faraones. Llegada sana y salva a Alejandría, se embarcó con su gente en un barco mercante de Venecia, que navegaba con diploma o patente del gran turco Solimán, a quien para obtener tales diplomas pagaba un considerable tributo anual la Señoría.

Porque en el bolsón andaba revuelta la plata con el oro. Allí comenzó don Santiago Núñez a funcionar, por entretenimiento, en sus proyectadas especulaciones; y allí, en su propio despacho instaló la Esfinge su pedestal, para hacer media sin parar las manos, acompañar a su marido y distraerse un poco más, observando de reojo lo que en la estancia acontecía.

clamó entonces la voz lúgubre de la Esfinge : también el diablo, harto de carne, se metió a fraile; pero diablo fue siempre.

La madre se replegó vencida, cruzó los brazos sobre el vientre y quedó en la inmovilidad de una esfinge cobriza al lado de su esposo, que hablaba con un vecino. Ese padre es admirable dijo Isidro , tan admirable como la niña. Vea su aire de patriarca, sus barbas y sus melenas canas, la mansedumbre con que habla y la deferencia con que escucha.

El ex droguero escuchaba con la boca abierta a la hermosa y elegante dama, cuyos donaires y gracejo le tenían cautivo; mientras, la Esfinge la miraba de reojo y a hurtadillas, por no tener a mano lanzón de mayor fuerza para pasarla de parte a parte. La marquesa se enteraba de todo y se deleitaba grandemente con ello.

, es abrir tu hogar a todos los males: Si eres pobre y tomas mujer rica, serás esclavo hasta la muerte; si la mujer no tiene nada, serás más desgraciado, porque en lugar de un estómago, tendrás que alimentar dos...» »Quisiera besar a usted la mano, amable Esfinge, pero no puedo... El matrimonio pobre dije riéndome, es el efecto terrible.

Esta caja, señoras y señores, continuó el americano, contenía un puñado de cenizas y un pedazo de papiro, donde había algunas palabras escritas. Véanlo ustedes, pero les suplico no respiren con fuerza porque si parte de la ceniza se pierde, mi esfinge aparecerá mutilada.

Una de las viñetas representa el juicio de los muertos, y otra la momia de la mencionada sacerdotisa, extendida en el lecho mortuorio, que tiene forma de esfinge, sobre todo lo cual se alza volando el alma, bajo la apariencia de un pájaro.

La chismografía, caro lector, no ha sido jamás, según opinión generalmente admitida, patrimonio del sexo fuerte, pero, con todo, me veo obligado a declarar que apenas se hubo cerrado la puerta tras de Magdalena, cuando nos apiñamos cuchicheando, sonriéndonos y trocando entre nosotros sospechas, suposiciones y mil hipótesis respecto de nuestra bonita patrona y su extraño huésped: creo que hasta llegamos a empujar a aquel imbécil paralítico, que estaba quieto como una esfinge, sin voz, en medio de nosotros, oyendo con la serena indiferencia del pasado en sus ojos, nuestra charla inacabable.

Eran de un fulgor vivísimo aumentado tal vez por sus ojeras, y como abyssus abyssum invocat, aquellos ojos se fijaron en los profundos y cóncavos del P. Salví que los tenía desmesuradamente abiertos como si viesen algun espectro. El P. Salví se puso á temblar. Esfinge, dijo Mr. Leeds, ¡dile al auditorio quien eres! Reinó un profundo silencio.

Palabra del Dia

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