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Actualizado: 17 de noviembre de 2025


El bigardón aquel no carecía de atractivos: estudiaba en la Universidad y sabía mil cosas bonitas que Obdulia ignoraba, y fueron para ella como una revelación. Literatura y poesía, versitos, mil baratijas del humano saber pasaron de él a ella en cartitas, entrevistas y honestos encuentros.

El curso de las estaciones era para él en aquellos momentos algo embrollado que exigía cálculos. Habían transcurrido cinco meses desde las últimas entrevistas en este square que ofrece á las parejas errantes el refugio de una calma húmeda y fúnebre junto á un bulevar de continuo movimiento y en las inmediaciones de una gran estación de ferrocarril. La hora de la cita era siempre las cinco.

Y en una de estas entrevistas, donde las palabras se interrumpían con repentinos impulsos de pasión y las frases se cortaban con un salto de bestia en celo, ahogándose entre las bocas juntas y los pechos oprimidos por el abrazo, fue cuando Leonora manifestó su capricho. Me ahogo aquí dentro.

Al bajar la escalera oyó que una vecina decía a otra: El señor Ángel ha echado de su casa al tío... ¡Ya era tiempo! De tal modo inopinado se cortó el curso de aquellas sabrosas relaciones. D. Laureano no cejó por esto. Procuró ponerse inmediatamente en correspondencia con su amante. Hubo cartas y recaditos y entrevistas.

Sin embargo, desde el día que la duda se posó en su espíritu, no pudo Jacques, por grande que fuera su imperio sobre mismo, impedir que algo traslucieran Beatriz y Pedro de la obsesión que lo atribulaba, y se penetraron de que eran objeto de una tal vez involuntaria vigilancia; resolvieron, pues, de común acuerdo, hacer aún más raras sus entrevistas íntimas, y obstáculos tales puestos a su pasión, dieron por resultado que ésta se hiciera todavía más imperiosa, más absorbente.

Fuese por esta razón o por otras, no tardó en buscar lugares más recónditos para las entrevistas, a donde cada cual iba por su lado, no reuniéndose hasta estar al abrigo de ojos indiscretos. Uno de estos sitios era una especie de merendero unido a una fábrica de gaseosa, bebida muy favorita de las cigarreras.

Todos los objetos adquieren formas fantásticas: cualquier orificio practicado en la roca se nos antoja un abismo; la convexidad insignificante que aparece en la regularidad de la bóveda adquiere las proporciones de un monte derribado; las concreciones calcáreas entrevistas aquí y allá toman el aspecto de monstruos enormes; un murciélago que vuela, cualquier cosa que se desprende, nos produce un extremecimiento de horror.

Y cuando se encontraba a solas con Amalia quejábase de su audacia, le rogaba con palabras fervorosas que fuese más precavida, mientras ella, impasible, gozándose en sus temeridades, sonreía desdeñosamente con su fina sonrisa enigmática. No pudiendo verse sino rara vez en la Granja, Amalia halló medio de hacer más frecuentes las entrevistas confiándose a Jacoba.

Y á pesar de su indiferencia por el dinero, se asombró al saber que se negaban á aceptar doscientos cincuenta mil francos por unas rocas socavadas por las olas y dos docenas de pinos moribundos. Yo presencié las entrevistas con los viejos.

En la fuente y al anochecer, las entrevistas; y en cada entrevista, un «donativo» de Facia y nuevas baladronadas del tunante sobre el sacrificio que hacía por el bien y el sosiego de su «familia», viviendo sin hogar y a salto de mata.

Palabra del Dia

machacado

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