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Uno de estos autores aconseja que, cuando haya que entregar algo a una mujer, se ponga lo que ha de entregarse en alguna mesa o en algún otro sitio, y no se con la mano, a fin de evitar el más ligero frote o casual tocamiento, y añade que las personas de diferente sexo, cuando estén más próximas, deben estar por lo menos a una distancia de cuatro varas.

Me informé entonces cortésmente de sus propiedades, y lo dejé entregarse a desatinadas jactancias a propósito de sus innovaciones, que no valían un clavo, según lo sabía yo de mucho tiempo atrás. La baronesa hizo su entrada. Un viejo objeto de arte... fino, distinguido.

Ramiro hizo con los hombros y el labio doble gesto de indiferencia. A una voz de la mujer llegaron dos silleteros con sus anchas correas. El mancebo no quiso meditar demasiado el grave peligro que corría al entregarse de aquel modo a cualquier treta criminal, y entró en la silla sonriendo. Los cueros estaban cosidos entre , de tal suerte que no dejaban penetrar el más débil rayo de luz.

Jaime se fue y el abuelo pudo morir dignamente, en la soledad, sin el tormento de tener que velar por la pulcritud de sus gestos, pudiendo entregarse sin testigos a las muecas y estremecimientos de la agonía. Al quedar solos Febrer y su madre, el muchacho sintió ansias de libertad.

Así pudo Calderón entregarse tranquilo á la composición de sus obras poéticas. Por espacio de treinta y siete años escribió los autos sacramentales para la festividad del Corpus en Madrid, y largo tiempo también los autos para Toledo, Sevilla y Granada, hasta que, como Vera Tassis dice, cesaron esas solemnidades en las ciudades mencionadas.

Además, las plazas fuertes que como esta son al mismo tiempo magníficas plazas comerciales, no deben entregarse nunca a un aliado por leal que sea; y como los paisanos de usted son tan comerciantes, quizás gustarían demasiado de esta ciudad, que no es más que un buque anclado a vista de tierra. Gibraltar casi nos está oyendo y lo puede decir.

Mientras la hija estuvo en edad de vivir escondida, la madre pudo entregarse de lleno a sus placeres mundanos; pero llegada la hora de traer a Luz a su lado, tenía que decidirse por el gato o por el perro; y esa hora llegó, y la madre escrupulosa triunfó sin lucha de la mujer liviana.

Es inútil cuanto hablemos: mi destino está marcado para siempre al lado del otro. Desnoyers volvió á entregarse al desaliento, adivinando la ineficacia de ruegos y protestas. ¡Ah, cómo le amas!... ¡Cómo me engañaste! Ella, como suprema explicación, volvió á repetir lo dicho al principio de la entrevista. Amaba á Julio... y amaba á su marido. Eran amores distintos.

Por esto ponía buena cara a todos los desvíos de la suerte: ella acabaría por entregarse vencida. Dos días antes, al pasar por la calle de Alcalá, frente al Ministerio de Hacienda, había encontrado a don Gaspar Jiménez, primer marqués de Jiménez, aquel senador pariente de la señora que le amparaba en su buena época.

Ya estaban lejos aquellos tiempos en que toda su banda de amigotes se agarraba a tiros con la tropa en las calles de Alcira, dando vivas a la Federal... Su soledad y la tristeza de la derrota, le hicieron entregarse más que nunca a la música. Sólo tenía una alegría en medio de la desesperación que le causaba el fracaso de sus perversas ideas. Leonora amaba la música tanto como él.