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Esta vez respiramos libremente; y una hora después estábamos en la cubierta del Montoya, en cuyo centro una gran mesa, cargada de rifles, escopetas, remingtons, anteojos y rodeada de cómodas sillas, nos produjo la sensación de encontrarnos en el seno del más refinado sibaritismo. Los grandes sufrimientos del viaje habían pasado.

Nuestro dolor al ver muerto al eminente ingeniero Alfredo Jee, y en tan grave situación á su hermano; nuestro asombro al encontrarnos vivos; nuestro reconocimiento á Dios que nos había librado; el terror del pueblo que nos cercaba; los penosos cinco cuartos de hora que se tardó en sacar á Morlando Jee de debajo de la máquina, son cosas que no acertaría á describir.....

Bebe dijo el campanero, ofreciéndole la botella . Es una dicha encontrarnos aquí sanos y alegres, mientras Su Eminencia se verá mañana entre cuatro tablas. ¡Menudo campaneo soltaremos todo el día! Bebió el Tato, y pasó la botella al zapatero, que estuvo mucho tiempo con la boca pegada al gollete. De los tres, éste parecía el más ebrio.

Nos precipitamos todos a la proa, temiendo que las aguas se rompiesen con estruendo en el filo del buque, como hemos notado en puntos donde la corriente era menor. Nos chasqueamos; no hay fenómeno exterior, a no ser la lentitud de la marcha, que revele encontrarnos en el seno de aquel torbellino. ¡Bah! ¡cuestión de treinta o cuarenta libras más de vapor! dice el capitán.

Aunque no me des más, ya has hecho bastante... Tal vez sea mejor que no volvamos a encontrarnos. Te veré en mi recuerdo cada vez más grande, más atractivo... Y ahora, adiós. Separémonos. Tengo que hacer abajo. Fernando, que horas antes apenas se acordaba de ella, sintióse triste al abandonarla.

Necesito creer dijo con toda la energía de su egoísmo maternal . Mi único consuelo es esperar que volveremos á encontrarnos en un mundo mejor; un mundo que no conozca las guerras ni la muerte... Pero de pronto me falta la confianza, y sólo veo la nada... ¡la nada! Soy muy digna de lástima, Miguel. Estas palabras no conmovieron al príncipe, á pesar de la desesperación que Alicia ponía en ellas.

Aquí se oyó la gruesa voz del fraile, con entonación casi iracunda: No es por encontrarnos bien por lo que nos quedaremos un tiempo en vuestra casa, joven duque, sino para cumplir un designio de Dios.

Llega Vedel a Bailén creyendo encontrarnos, y los franceses que quedaron allí le dicen: «Quía, los insurgentes han repasado el río y van por Linares a ocupar el paso de la sierra; pero el general Ligier-Belair, que ha comprendido el juego, ha marchado en seguida a ocupar La Carolina, de modo que cuando lleguen los españoles, creyendo haber hecho un movimiento de primer orden, se lo encontrarán allíVedel oye esto y dice: «Han ido a cortar el paso de la sierra para impedirnos la retirada y matarnos aquí de hambre y sed.

Más de tres años de martirio llevaba la mujer de Simón al encontrarnos con ella de nuevo, no porque se fijase en que en la villa se hacía con ella lo que ella había hecho con los demás en la aldea, ni porque suspirara por volver a recuperar su pequeño trono abandonado; no, en fin, porque le atormentasen la memoria los atinados consejos del anciano señor cura, sino porque deseaba un campo más ancho en que explayarse, otro mundo más revuelto en que campar por lo que se era y no por lo que se había sido.

Como el estanciero le seguía apuntando con el revólver y la expresión de su rostro no permitía duda sobre la posibilidad del cumplimiento de sus amenazas, el gaucho no osó echar mano á sus armas. Estaba seguro de recibir un balazo apenas intentase un movimiento agresivo. Después de mirarle con ojos rencorosos, se limitó á decir: Volveremos á encontrarnos, patrón, y hablaremos más despacito.