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Actualizado: 4 de junio de 2025


El tono de la madera de la cruz sirve de intermedio entre la negrura del fondo y el cuerpo modelado en claro, de tonos suavemente amarillentos, como inspirados en un marfil antiguo. La ejecución desde los extremos de las manos, hasta las puntas de los pies, es enérgica, pero al mismo tiempo, blanda y minuciosa. Nada hizo ni concluyó Velázquez con tanto esmero ni con igual delicadeza.

La protección enérgica de su tía Tomasa imponía respeto. Además, aquellas hembras simples, de pasiones instintivas, no podían sentir ante su fealdad la envidia hostil que inspiraban años antes su hermosura y el noviazgo con el cadete.

Además era madre, vale decir, doblemente enérgica y doblemente hábil, y de tal modo se condujo, que conminó al príncipe a que pidiese por esposa la novena hija casadera del duque de los Siete Castillos. Llamábase Isaura y era una infanta modesta, harto más hermosa de alma que de rostro... El príncipe Fénix había objetado: Tiene pecas.

Yo, que no he creído en nada, creo en su majestad irresistible, en su poder benéfico, que revoluciona nuestra existencia, haciéndola más cómoda y fácil... El dinero es también poesía, una poesía sobria, enérgica, intensa, más humana y conmovedora que la insincera y manida que ustedes vienen repitiendo hace siglos en sus versos. Esta afirmación provocó en Ojeda una risa franca.

Eso será catequización de usted, padre Alesón dijo doña Basilisa, con enérgica persuasión . Le ha enseñado usted la práctica de la paciencia, esa virtud tan necesaria para salvarse. Mi señora Emperatriz replicó el enorme dominico , yo no enseño nada a nadie, ni siquiera idiomas, que es de lo único de que se me alcanza un poquito.

Además, ¿qué amor era el suyo que retrocedía ante una resolución enérgica; siempre cobarde e indeciso cuando se trataba de conservar una mujer por la cual se habían muerto o arruinado hombres más ricos, más poderosos, ligados a la vida por atracciones que él jamás había gozado en su monótona existencia?... No te irás repetía con sorda firmeza.

Y en los ojos de la Dorotea, apareció una mirada valiente, enérgica, en la cual, cosa extraña en aquella situación, había mucho de generoso y de sublime. ¡Oh! ¡y qué grato será hacerle llorar! dijo el bufón. ¡Oh! , , es el último recurso, el último consuelo que queda á mi alma; hacer llorar á don Juan. Pero para eso es necesario que le engañes. Le engañaré. Que le desesperes. Le desesperaré.

Pues si remedio no tiene, Lo dicho, dicho, señor. Instalado en su nuevo cargo Juan Pascual, por su enérgica administración de justicia y por la sabiduría y moderación de sus fallos, llena pronto de terror á los criminales, y colma las esperanzas de todos los hombres honrados.

El secretario, asustado, pone en conocimiento de Facundo lo que acaba de saber y le insta para que se ponga en seguridad. Facundo interroga de nuevo al joven Sandivaras, le da las gracias por su buena acción, pero lo tranquiliza sobre los temores que abriga. «No ha nacido todavía le dice con voz enérgica el hombre que ha de matar a Facundo Quiroga.

Pues los «hombres» contestó el joven con cierta timidez, como si le repugnase mentir creen que esto marcha bien y que muy pronto vendrá «la nuestra». Lo mismo digo yo. Y tras esta afirmación enérgica, que rebosaba fe, el empleado miró con cierta envidia a aquel joven de mísera facha, que podía tratarse de igual a igual con los «hombres».

Palabra del Dia

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