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Actualizado: 16 de junio de 2025
Lo que este modo de pensar pudiese tener de orgulloso lo disipaba el Padre, concediendo en su mente que en absoluto Dios no necesitaba de él para nada; que su ser no valía más que el de otro hombre cualquiera; pero que Dios le había creado para algo y no para que se destruyese, ya que destruirse era infringir una ley divina, turbar o querer turbar el armónico conjunto de las cosas, y distraer violentamente una fuerza viva del punto de acción que la naturaleza le ha marcado.
Ocupada únicamente de los ritos, ceremonias y prescripciones que rigen las obligaciones de una mujer que quiere brillar en la carrera difícil de alternar en el gran mundo, disipaba su fortuna para alcanzar este fin; pero la disipaba alegremente, y encontraba la recompensa de sus esfuerzos en las crónicas de los diarios relatando sus paseos y sus recepciones; las líneas de elogios de los ecos sociales la halagaban, aunque, a menudo, era ella misma quien pagaba la inserción.
La memoria de la ofensa se deshacía, se disipaba entre las brumas del cerebro. Solo quedaba el tierno recuerdo de un amor feliz y el vivo pesar de no haber podido preservarlo de desgracia. Testimonio irrecusable era este, si lo supiera entender, de que continuaba enamorado y más que nunca.
Gran parte de la armada infiel había sido apresada, y el resto huía proa al Levante. ¡Victoria, victoria! sonaba por todas partes. Ya no se oía el estruendo formidable de la artillería. El humo se elevaba lentamente, y se disipaba en los aires. Doscientos veinticuatro bajeles perdieron los musulmanes.
El sol, apareciendo sobre la cumbre de una montañuela cercana, disipaba la bruma matutina, que descendía al valle en jirones de encaje gris, y, brillando en un espacio azul clarísimo, alumbraba con luz naciente, fresca y suave.
La niebla que rodeaba los alrededores del pequeño puerto de Pempoul se disipaba poco a poco, y el disco del sol aparecía de un rojo obscuro en medio del cielo gris y sombrío.
Con todo, debo decir que mi brío disipaba el tedio de aquellas víctimas de la experiencia, como un rayo de sol disipa leve bruma. Sabía agasajarles y hacerles girar a voluntad de mis caprichos tanto que mi tío decía: Si tiene el diablo en el cuerpo. ¡Sea tenido por infame el que mal piense!
Su terror casi fue más intenso cuando notó que aquel rostro, que se le había aparecido, caía como una máscara o se disipaba como vapor muy tenue dejando en la capucha un hueco. La capucha y todo el hábito se diría que no encerraban ya sino aire vano: una ilusión, un espectro. El sayal vacío continuaba erguido, no obstante, y hasta se movía y marchaba, como si le llenase y le animase un espíritu.
Claro está que sí afirmó Lucía . Y si usted quisiera ser franco, si usted se decidiese a... confiarme lo que así le aflige, vería cómo en un santiamén le disipaba yo esa sombra que tiene en la cara.
Desde el balcón, levantando un poquito la cortina, seguíale con la vista cuando iba al café con el cigarro en la boca. Y después que daba la vuelta a la esquina, todavía contemplaba, hasta que se disipaba en el aire, la última bocanada de humo que había soltado.
Palabra del Dia
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