Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de mayo de 2025


Aquella mujer, antes esclava sumisa, se atrevía á desafiar su cólera; luego estaba bien convencida de que no podía vivir sin ella. Devoró su enojo y se guardó en adelante de dirigirle ninguna burla mortificante. Sólo con muchas precauciones y mirándola siempre á la cara se autorizaba de vez en cuando algunas bromitas tímidas y cariñosas que más parecían caricias.

Aunque don Juan se lo dejó encargado, no quiso dirigirle la carta a París-Poste Restante, y deseosa de que no se extraviara se la remitió a don Quintín, cerrada, y acompañada de otra para él, en que le decía lo siguiente: «Querido tío:

El sol brillaba en el firmamento sin que una sola nube asomara por el horizonte a recibir su parternal caricia. Madrid gozaba del privilegio divino de su cielo sin dirigirle siquiera una mirada de gratitud, como una sultana a quien las caricias causan tedio. Al cruzar por la Puerta del Sol, vieron el chorro de su fuente, despidiendo fúlgidos destellos elevarse por encima del tejado del Principal.

Síguese de lo dicho, que los errores están en el juicio, y que debemos trabajar en dirigirle con acierto para proceder con rectitud en el exámen de la verdad. Tambien es de notar, que han de distinguirse las operaciones libres del alma, de las que no lo son, porque este conocimiento importa mucho para poder hacer buen uso de nuestra libertad.

Todo lo que había pasado era un sueño, pero, a su parecer, ni el grito ni los labios tibios y húmedos que sintió posarse en su frente eran imaginarios: no podía convencerse de eso. ¿Qué era aquello? ¿Qué había pasado? Estuvo algunos instantes contemplando a Martita mientras coordinaba torpemente las ideas. Al fin, se decidió a dirigirle la palabra.

En seguida, púsose lívido el rostro de Juanita... la puerta acababa de abrirse y Carlos apareció. Juanita, sin dirigirle un reproche, tendió hacia él sus manos, como en señal de perdón. Carlos se precipitó a estrechar aquellas manos, que cubrió de lágrimas y besos. ¿Por qué lloras, Carlos? le dijo; soy muy dichosa... ¡Te vuelvo a ver!

Esteban encontraba intolerable que este señor, que no era mas que un pariente lejano de su abuela, se mezclase en los asuntos de la casa, pretendiendo dirigirle á él como un padre. Pero aún le irritaba más verlo de buen humor y con pretensiones de gracioso. Le daba rabia que llamase á su madre Penépole y á él joven Telémaco... «¡Tío latero y pesado

No, hombre, no: es que lo creo así. No entiendo cómo Clementina puede sufrir semejante narciso. ¡Chis, chis! ¡Prudencia, Pepa, prudencia! exclamó Castro con susto, levantando los ojos hacia su querida. ¿Sabe usted que disimula muy bien? No la he visto dirigirle a usted una sola mirada hasta ahora.

Saludóle aquélla con tanto afecto, que Castro, cada vez más inquieto, volvió a dirigirle una larga e intensa mirada de análisis. Por espacio de algunos días el joven entomólogo esperó con zozobra que Clementina se detuviese a la puerta de su casa y subiera a cumplir la promesa. Sus esperanzas quedaron defraudadas.

Cuando se efectuaba alguna de estas escenas, y por desgracia eran demasiado frecuentes, siempre concluían del mismo modo: Julita se iba a llorar la reprensión, los pellizcos o las bofetadas a su cuarto; su madre no volvía a hablar con ella, ni a dirigirle siquiera una mirada: para que hubiese reconciliación, era necesario que Julia fuese a ponerse de rodillas delante de ella, y cruzadas las manos en el pecho, como estaba acostumbrada desde niña, la pidiese perdón.

Palabra del Dia

ancona

Otros Mirando