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Actualizado: 10 de junio de 2025
Su ambición estribaba en ser el continuador del glorioso marqués de San Dionisio, pero en el Círculo Caballista decían de él que no era más que su caricatura. Le farta el señorío, el aquel del bendito marqué decía el señor Fermín al enterarse de las hazañas de Luis, al que conocía desde niño. Las mujeres y los valientes eran las dos pasiones del señorito.
Mario sentía al mismo tiempo pesar y alegría de este olvido porque, si anhelaba acercarse a su ídolo, temía el instante de la presentación como un trance apuradísimo. Buenas noches, señores dijo una voz bronca, profunda. Hola, D. Dionisio, ¿cómo estamos? preguntó distraídamente D. Laureano, sin apartar la vista de la preciosa chula que había descubierto.
Este pariente, que renovaba los escándalos del de San Dionisio, agravados, según doña Elvira, por su origen plebeyo, era una calamidad en una casa que siempre había infundido respeto por su nobleza y santas costumbres.
Item más, un paquete con un cáliz y dos crucifijos, todo ello de plata de ley y hallado por mí en la iglesia de San Dionisio de Narbona, durante el saqueo de aquella ciudad; objetos que me apropié para evitar que cayeran en manos peores que las muy limpias de un arquero del rey Eduardo. ¡Corriente, monigotes! La cuenta está completa.
Iban asimismo un caballero de edad media, barba gris y voz de sochantre, llamado D. Dionisio, y un jovencito sonrosado, de fisonomía dulce e interesante que respondía por Godofredo Llot. D. Laureano no daba señales de recordar el compromiso contraído.
Uno de sus más elevados promontorios, que sostenía tal vez en otro tiempo el templo de Apolo, lo domina ahora un monasterio de San Elías: una de sus cañadas, que recorrían las bacantes cantando Evoke en honor de Dionysos ó Baco, la habitan los monjes de San Dionisio.
Ya ves interrumpió la abuela, que cumplo con mi deber tratando de influir sobre ti en favor del matrimonio. Sí, le cumples demasiado bien. En esto eres de la opinión de Dionisio de Halicarnaso, que, compulsando las antiguas leyes de Roma, ha descubierto una que obligaba a los jóvenes al matrimonio.
El tratado de las Leyes de Cicerón, que reproduce en forma filosófica las antiguas leyes de Roma, contiene también una sobre el celibato. En adelante repuso la abuela con buen humor, tendré en gran estima a Dionisio de Halicarnaso y a Cicerón. Ignoraba que esos señores fuesen tan amigos míos...
El marqués y sus camaradas rieron como chiquillos, y Jerez pasó mucho tiempo comentando la gracia del de San Dionisio y su habitual generosidad, pues una vez vuelto el toro a la cuadra, distribuyó el dinero a manos llenas entre los lisiados, verdaderos y falsos, para que a todos les pasase el susto bebiendo algunas cañas a su salud.
Así fue contestó . Y todavía me dan ganas de llorar cuando me acuerdo de Don Dionisio Alcalá Galiano, el más valiente brigadier de la armada.
Palabra del Dia
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