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Actualizado: 14 de junio de 2025
Don Ramón continuó: Pues Guzmán el Bueno, para no entregar a Tarifa, envió a los moros un cuchillo con que degollasen a su hijo muy amado. Los dineros son la Tarifa de mi mujer, y no los entregará aunque me degolléis. Lo que no hará tampoco, echando con esto la zancadilla a Guzmán el Bueno, es el gasto inútil de enviaros el cuchillo, aunque sea el peor de la cocina.
Condiciones rompen leyes; las que te he puesto sabes: si las quisieres guardar, podrá ser que sea tuya y tú seas mío, y donde no, aún no es muerta la mula, tus vestidos están enteros, y de tus dineros no te falta un ardite; la ausencia que has hecho no ha sido aún de un día; que de lo que dél falta te puedes servir y dar lugar que consideres lo que más te conviene.
Quiso saber también quién iba en el coche, y adónde, y el dinero que llevaban; y uno de los de a caballo dijo: -Mi señora doña Guiomar de Quiñones, mujer del regente de la Vicaría de Nápoles, con una hija pequeña, una doncella y una dueña, son las que van en el coche; acompañámosla seis criados, y los dineros son seiscientos escudos.
Era forzoso, pues, vender el caserón y resignarse a vivir en alguna casa modesta de los arrabales. De todos modos añadió doña Guiomar ya no precisas de muchos dineros. La santa Iglesia demanda bienes más puros; y agora pienso que puedes cursar la Teología en el mesmo seminario de esta ciudad. Ramiro escuchó a su madre con verdadero estupor.
Célebre ciudad de jugadores fué Villaverde allá en los tiempos coloniales, y sotas, caballos y reyes, se llevaron de allí más dineros que de la Veracruz los piratas de Lorencillo. Ahora, es decir, en los tiempos en que acaecieron los sucesos que voy narrando, contaba Birján pocos oratorios, pero aun tenía culto en muchos sitios.
En efecto: Javier, que así se llamaba el muchacho, hubiera sido obispo, porque su familia tenía gran influencia. Pero el chico, que no amaba los hábitos y se sentía impresionado por las nuevas ideas, hizo su hatillo, y falto de dineros, aunque no de osadía, se puso en camino, y se plantó en Madrid el mismo bendito año de 1820.
Ya se ha acabado el aceite o el carbón; pero tal priesa se han dado.... Mande vuestra merced comprar más, y a fe que se ha de lucir de otra manera; denle dineros a Pablicos." Dábanmelos, y vendíamosle la mitad sisada, y de lo que comprábamos sisábamos la otra mitad; y esto era en todo. Y si alguna vez compraba yo algo en la plaza, por lo que valía reñíamos adrede el ama y yo.
El estudiante sube á la galera, y con más ilusiones que dineros toma el camino de la Corte. #Hoy llega#. Tres días después de la aventura descrita en el capítulo segundo, estaba Clara muy de mañana encerrada en el cuarto que le servía de habitación.
Ya se ve que le conozco. ¿Dónde le habéis visto? Anoche en palacio. ¿Pero en dónde? Donde no entran todos. ¿Estáis seguro de lo que decís? Vaya si lo estoy. ¿Y habéis hablado con él? No, pero no importa; sé que anda enamorado y en aventuras. ¿Y le corresponden? Tal creo. Tenemos que hablar á solas... no os ofendáis, señora María. La señora María no se ofende de otra cosa que de no ganar dineros.
Por aquel tiempo se comía precipitadamente los restos del caudal que allegó su marido, y no había día en que no saliese de la casa una joya, un cuadrito, un mueble con la misión de traer dineros para atender a las necesidades domésticas. De los conflictos con su casero, a quien debía medio año de alquileres, me ocuparía si tuviese espacio para ello.
Palabra del Dia
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