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Actualizado: 14 de mayo de 2025
No sé yo cómo vaya: muchos cristianos he visto por esta ventana, y ninguno me ha parecido caballero sino tú. Yo soy muy hermosa y muchacha, y tengo muchos dineros que llevar conmigo: mira tú si puedes hacer cómo nos vamos, y serás allá mi marido, si quisieres, y si no quisieres, no se me dará nada, que Lela Marién me dará con quien me case.
Pero a muchos les pareció, y así me pareció a mí, que fue particular gracia y merced que el cielo hizo a España en permitir que se asolase aquella oficina y capa de maldades, y aquella gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allí sin provecho se gastaban, sin servir de otra cosa que de conservar la memoria de haberla ganado la felicísima del invictísimo Carlos Quinto; como si fuera menester para hacerla eterna, como lo es y será, que aquellas piedras la sustentaran.
I esto hacian recelosos i con razon, de que la fama de sus dineros no trajese sobre ellos nuevas persecuciones i nuevos tumultos de aquella bárbara i codiciosa plebe. A tal punto de miseria redujeron á estos reinos el temor de los judíos i el afan de esconder en las entrañas de la tierra sus haciendas; que por maravilla corrian monedas de oro i plata.
La hambre te acosa, i no encontrarás dineros para remediarla, porque los pocos con que vas pasando menos trabajosamente las amarguras de la vida, se sepultan para siempre en las ferradas i escondidas arcas de los judíos.
Por cuchillos el francés mercerías y Ruán, lleva aceite; el alemán trae lienzo, fustán, llantés; carga vino de Alanís; hierro trae el vizcaino el cuartón, el tiro, el pino, el indiano el ámbar gris, la perla, el oro, la plata, palo de campeche, cueros, toda esta arena es dineros. ¡Un mundo en cifras retrata!
Mira no sea Fray Jorge de Olivares, que es de la orden De la Merced, que aqui tambien ha estado, De no menos virtud y entendimiento, Tanto, que ya despues que obo despendido Veinte mil ducados que traia, En otros siete mil quedó empeñado. O caridad estraña, ó santo pecho! Qué buen dia, compañeros, La limosna está en el puerto, Mi remedio tengo cierto, Porque aqui me traen dineros.
Lo cual visto por todos, cada uno se ofreció a querer ser el rescatado, y prometió de ir y volver con toda puntualidad, y también yo me ofrecí a lo mismo; a todo lo cual se opuso el renegado, diciendo que en ninguna manera consentiría que ninguno saliese de libertad hasta que fuesen todos juntos, porque la experiencia le había mostrado cuán mal cumplían los libres las palabras que daban en el cautiverio; porque muchas veces habían usado de aquel remedio algunos principales cautivos, rescatando a uno que fuese a Valencia, o Mallorca, con dineros para poder armar una barca y volver por los que le habían rescatado, y nunca habían vuelto; porque la libertad alcanzada y el temor de no volver a perderla les borraba de la memoria todas las obligaciones del mundo.
Tan buen color dió Avendaño a su mentira, que a la cuenta del huésped pasó por verdad, pues le dijo: Quédese, amigo, en la posada; que aquí podrá esperar a su señor hasta que venga. Muchas mercedes, señor huésped respondió Avendaño , y mande vuesa merced que se me dé un aposento para mí y un compañero que viene conmigo, que está allí fuera; que dineros traemos para pagarlo tan bien como otro.
Vuelve a tomar tus dineros, amigo, que aquí los tengo, sin haber tenido necesidad de tocar a ellos; que la entereza de Camila no se rinde a cosas tan bajas como son dádivas ni promesas.
Atiende a lo que haces, y ya que te expones tanto prestando los dineros, que sea con algún fruto. Yo no me derrito, yo atiendo a lo que hago contestó don Ramón ; pero en vez de responder a las injurias con otras injurias quiero ser magnánimo y responder con favores y beneficios.
Palabra del Dia
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