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Actualizado: 7 de noviembre de 2025
Pero, continuó Cristián, es necesario, por mucho que lo deplore, hacerte saber qué ha sido de Juana Baud. La pobre muchacha no ha tenido el destino dichoso que tú le deseas, porque en el momento en que te prendían, estaba muerta. ¡Muerta! exclamó Jacobo. ¿Cómo? Mi querido amigo, es la evidencia.
Tras ella va siempre la robla. Luego vamos á una feria. El lugar de ella queda á elección del lector, pues, gracias á Dios, abundan aquí como los helechos. Abran ustedes un calendario, y donde topen con su santo, cátense una feria. En este dichoso país, el día que no es de fiesta tiene mercado; de los restantes del año, los unos marcan feria, y los otros romería.
En el favor que pidió Miguel de Zuheros fue más dichoso que en la consulta. Sankarachária se le otorgó a medias. Morsamor quiso ver y hablar al Padre Ambrosio. Y el mahatma, si bien se excusó de ponerle al habla con el Padre para que el Padre no averiguase que él había revelado sus ocultas relaciones y tratos, todavía le prometió hacer que le viese, y en efecto, cumplió la promesa.
Apenas se serena el cielo, después del tiempo de las lluvias, cuando luego se previenen para sus misiones, y se tiene por dichoso quien más padece y quien más almas trae al conocimiento de Dios, y gastan en esta empresa tres y cuatro meses, hasta que encuentran paraje donde poder hacer cosecha de almas.
El mismo Breal le seguía con sus ojos de vidrio con tanta complacencia, que el joven estaba tentado por interpelarle directamente como en los tiempos en que siendo pequeño le tomaba por confidente de sus sueños infantiles. ¡Era dichoso! ¿Por qué?, hubiera preguntado la fría razón.
Mira cómo se ha puesto los pies. Ya se ve.... Como tuvo que meterse entre las zarzas para coger a tu dichoso Lili. Nela, ven acá. La Nela, cuyo pie derecho estaba ensangrentado, se acercó cojeando. Dame al pobre Lili dijo Sofía, tomando el canino de manos de la vagabunda . No vayas a hacerle daño. ¿Te duele mucho? ¡Pobrecita! Eso no es nada. ¡Oh, cuánta sangre!... No puedo ver eso.
Espera encontrarle más tarde, pero el dichoso día, no llega nunca, y como ya se acostumbró a que le mantengan los suyos, y perdió el ánimo y toda esperanza de medro, se echa a vagar, a vivir de ocioso; se envicia, se corrompe, se resuelve a entrar en cualquier establecimiento donde trabajará mucho y ganará una miseria, casi nada, y entonces, ¡entonces sí que no responde de su conducta!
Y después de tanto trabajo y de tantas calidades, ha de saltar, por fin, como el acero en dando en cosa dura. En una palabra, ha de ser el periodista un imposible: no ha de contar sobre todo jamás con el día de mañana: ¡Dichoso el que puede contar con el de ayer!
¡Oh! ¡dichoso yo, si no sois su majestad! ¿Por qué?
No sé quién se lo ha metido por la cabeza, dice que le pongo en ridículo si no voy.... Y nos alude... habla del que tiene la culpa de esto... dice que él no es amo de su casa, que se la gobiernan desde fuera.... Y después, que la Marquesa está ya algo fría con nosotros por causa de tantos desaires... ¡qué sé yo! Bien, pues si todavía se obstina... entonces... tendremos que ir a ese baile dichoso.
Palabra del Dia
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