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Actualizado: 7 de noviembre de 2025


La suma virtud y exquisita delicadeza de estos primos lo ponía todo en reserva para el día dichoso en que la religión y las leyes consagrasen su unión indisoluble.

De tanto pensar en el dichoso cantón, llegó sin duda a figurarse que había estado en él, hablando por los codos de aquellas tremendas yeciones y dando detalles que engañaban a muchos bobos. Lo de la partida de Callosa parece cierto.

Con todo esto, quería saber de Andrés, si la suerte encaminase sus sucesos de manera que le hallase esposo de Preciosa, si se tendría por dichoso, ya siendo Andrés Caballero, o ya don Juan de Cárcamo.

»Más dichoso fué este cavallero en haver conocido á nuestra Benerable Madre Ana, aunque pobre y humilde en quanto al mundo, que en haver tenido entrada con los mayores Príncipes de Europa. Ella, quando le conoció y trató en París, le cobró tanto amor, que estando ausente le alcanzó de Dios la salvacion de su alma, que es lo más que nos puede dar Dios, pues anssí se nos da asimismo.

El asunto estaba muy bien elegido y no podía ser más adecuado para Goethe, que era un sabio como FAUSTO, y que si bien más dichoso, habría tenido, como todos los sabios, no pocos instantes de amargura en que se desesperan de pedantear, y de querer enseñar a los otros lo que ellos mismos no saben; y dudan del valer y de la utilidad de sus escritos; y exclaman remedando a Doña Mariquita.

Ven a mi lado, Eduardo, no te fatigaré más con mis pesares; un día, una hora algunos minutos lo han cambiado todo; soy más dichoso que nunca; sólo tu presencia falta a mi felicidad. Pero, ¿cómo contarte todo esto sin anticiparte los acontecimientos? ¡Estos últimos instantes están tan llenos de hechos y de emociones!

Decian el avariento y el logrero: No hay duda de que roba este hombre las provincias; afeaba sus rarezas el extravagante; decia el sensual que solo con sus gustos tenia cuenta; y esperaban las mugeres que en breve le sustituiria otro ministro mas mozo. Oía Babuco todas estas razones, y no pudo ménos de decir: ¡Qué hombre tan dichoso es este!

Don Braulio, no obstante, era una de aquellas criaturas en quienes toda emoción grata dura poco, a quien acude súbito la idea triste que envenena dicha emoción. «Mas ¿por qué se decía soy yo el que ella ama, el único dichoso, el dueño del tesoro, el que tiene la llave de su corazón? Por una casualidad, primero: por haberla hallado en un lugar donde nadie había que compitiese conmigo.

Real y verdaderamente, todos los que gustan de semejantes historias como ésta deben de mostrarse agradecidos a Cide Hamete, su autor primero, por la curiosidad que tuvo en contarnos las semínimas della, sin dejar cosa, por menuda que fuese, que no la sacase a luz distintamente: pinta los pensamientos, descubre las imaginaciones, responde a las tácitas, aclara las dudas, resuelve los argumentos; finalmente, los átomos del más curioso deseo manifiesta. ¡Oh autor celebérrimo! ¡Oh don Quijote dichoso! ¡Oh Dulcinea famosa! ¡Oh Sancho Panza gracioso!

Créete que me he hecho muy avaro de palabras, desde que he caído en la cuenta de que no las merecen la mayor parte de los hombres a quienes trato. ¡Dichoso si piensas todavía de otro modo! Diciendo esto, se iba incorporando Casa-Vieja y levantándose de su asiento. En seguida pidió su abrigo. Ahora... añadió perezosamente. ¿A casita? le interrumpió con socarronería su amigo.

Palabra del Dia

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