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Actualizado: 7 de noviembre de 2025
Aquí no podemos llevarnos las manos á la cabeza, aquí no se puede decir el Padre nuestro, aquí no se puede ni rezar, sin tener que hacer frente al dichoso franco. Odio esta palabra, ¡Qué sujeto tan descortés! ¡Qué persona tan atribulada y tan agresiva!
Presente por dondequiera, lo llena y lo penetra todo y más que todo nuestras almas. El alma enamorada que le busca, le halla y le goza en esta vida mortal. Para nosotros el hombre es divino, porque nuestro Dios es humano. No pocas veces ha tomado nuestro Dios ser y forma de hombre en el seno dichoso de una mujer escogida. Nuestros héroes son avatares o encarnaciones de Vishnú.
Todo quanto bien he hecho ha sido un manantial de maldiciones para mí; y si me he visto exâltado al ápice de la grandeza, ha sido para despeñarme en la mas honda sima de la desventura. Si como tantos hubiera sido malo, seria, como ellos, dichoso.
Puesto que es verdad que, desde el comienzo de este corto tránsito de la vida, todo lo que vemos a nuestro alrededor no nos deja más que pesares, dichoso el sabio que se envuelve en su manto, se abandona en su esquife y se aleja sin volver los ojos a la orilla. Pero carezco de este difícil valor.
¡Pero, por Dios, hija mía!... Tu vocación no la han hecho sino el desaliento y la desesperación... Arrastras aquí, al lado de tu falsa bienhechora, una existencia odiosa, sin esperanza probable de mejora... pero, ¿y si yo te trajera no sólo esa esperanza sino la certeza de un porvenir más dulce, más digno... un porvenir dichoso, en fin...? ¡Vamos! óyeme, escúchame... ya te he dicho que estoy encargada de una misiva para ti... ¿Quieres hacerme el favor de escucharme, repito?
El doctor rompió el silencio. Te encuentro mejor, Amaury dijo, y tú también debes encontrarme mejor a mi, ¿no es verdad? añadió con intención. Efectivamente respondió el joven: es usted muy dichoso y le doy por ello mi enhorabuena. ¡Qué le vamos a hacer! Es la voluntad de Dios manifestada por la Naturaleza que no tiene el hábito de obedecerme como a usted.
Y no es que ignorase el estado de su fortuna, pero contaba con el juego para repararla. Los hombres a quienes el bien ha venido durmiendo se habitúan a una confianza ilimitada en el destino. El señor de La Tour de Embleuse era dichoso como el que toma las cartas en sus manos por primera vez.
Le contesté que no la había conocido hasta aquel día, pero que me consideraba muy dichoso en conocerla, y para probar que era digno de ella, hablé en estilo lírico de las bellezas pintorescas que me habían llamado la atención durante el camino.
Me repugnaba además la idea de darme antes por ofendido; de reclamar igualdad de condiciones y de probabilidades para vengar mi agravio; de confesar mi torpeza en las armas y mi incapacidad; de apelar a no sé qué medios para forzar a un rival dichoso a que se pusiera de suerte enfrente de mí, que yo, flaco, viejo y enfermizo pudiera matarle, siendo él joven, ágil y robusto.
En otro tiempo, la fe viva los sofocaba. Hoy, muerta la fe, aún combate contra esos deseos y contra esos pensamientos mi natural discurso. Sin duda, me digo, existe una inteligencia soberana, presente en todo y que todo lo ordena y encamina a fin alto y dichoso. Don suyo es mi vida.
Palabra del Dia
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