United States or Mayotte ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pues le diré, señora Juliana replicó Nina . Puede creerme que no ha sido desprecio; no señora, no ha sido desprecio. Es que no lo he necesitado. Tengo la comida de otra casa, con lo cual y lo que saco nos basta; y así, bien puede usted dárselo a otro pobre, y para su conciencia es lo mismo... ¿Qué quiere usted saber? ¿Que quién me da la comida? Veo que le pica la curiosidad.

No, señor; ni al lucero del alba que viniese con una torta en la mano. Pues por eso digo, que en cambio de mi voluntad que le he dado, me da Vd. un desprecio. Yo no desprecio á Vd. ¡Pero no me quiere dar oídos! Si no es hoy, mañana será; ó he de poder poco. Señor, exclamó azorada y ofendida Varmen. ¡Á carrera larga nadie escapa!, repuso el guarda, cogiendo su escopeta y alejándose.

Indudablemente dejar la modestia a un lado y obligar a sentir a aquellos bellacos el peso de sus conocimientos en la esgrima. La primera señal que dió de su indignación y del soberano desprecio que sus enemigos le inspiraban, fué el escupir al suelo, con ruido, cuando alguno de éstos cruzaba a su lado, como indicando que le daba asco.

Además, ya ella, por su servicio de policía secreta, y por lo que observaba directamente, había llegado a comprender que su hijo había perdido su poder sobre la Regenta. Si antes la maldecía porque la creía querida de su Fermo, ahora la aborrecía porque el desprecio, la burla, el engaño, la herían a ella también. ¡Despreciar a su hijo, abandonarle por un barbilindo mustio como don Álvaro!

Bajaba los ojos, fruncía la boca, como era de rigor, con un gesto de virtuoso desprecio, cual si bailase contra su voluntad, y así giraba y giraba, trazando en sus evoluciones sobre el suelo grandes números ochos. El bailarín era el hombre.

El compañero que tornaba de alguna academia militar, la conversación con algún ingeniero inglés, la frase de desprecio que escuchaba en el casino acerca de los que no tenían carrera, despertábanle de pronto el deseo. Al fin, un día le dijo a su tío que si le daba permiso se iba a Inglaterra a estudiar algo y ver mundo.

Cuando los papeles «venían ardiendo» contra Gallardo, nadie se los leía, y el espada hablaba con desprecio de los que escriben sobre toreo y son incapaces de dar un mal capotazo en el redondel. Este encierro en el despacho sólo sirvió para aumentar sus inquietudes de aquella mañana.

»Uno hay contestó con emoción; si ama usted a Carlos, si se siente capaz de arrostrar por él la cólera del señor Duque, el desprecio del mundo, las desgracias, la miseria quizás. »Estoy pronta. »¡Pues bien! Yo hago mal, sin duda, dándole semejante consejo... Pero, piensa usted en matarse, y es necesario salvar su alma...

Acaso nadie se dignará de miraros en mi corte, pero yo á nadie desprecio, y os brindo con mi proteccion. Si ha habido asombros en el mundo, ninguno ha llegado al de los que estas razones oyéron decir, sin poder atinar de donde salian.

No la necesito replicó Carlos con desprecio . Yo creía estar ya libre de tus beneficios, y vienes otra vez con ellos. No los aceptes si no quieres. Cuando me lo mandes me marcharé. Diciendo esto Salvador buscó con sus ojos una silla; pero como no era fácil que la encontrase aunque la buscase con los ojos de todo el género humano, sentose a los pies de la cama. Bueno, pues ahora mismo.