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Actualizado: 13 de mayo de 2025


En ellas se lee egoísmo, concupiscencia y vanidad. Hizo el enano una pausa para que Cristela se sondara a misma, y Cristela descubrió que el enano tenía razón. Estaba ella triste porque su curiosidad de mirar las almas la había desengañado de hombres y cosas. Y Bob le observó: A ti, Cristela, los rostros te sonríen como rosas, blancas, amarillas y encarnadas.

El primogénito encuentra a su padre, que viene a pie entre la hueste de mendigos, y refrena el caballo haciéndose a un lado para dejar paso a todos. Don Juan Manuel no le reconoce hasta cruzar por su lado. Entonces le mira con altivez, pero sin cólera, desengañado, desdeñoso, triste. ¡Ah!... Eres , bandido. ¡Yo soy! Al fin nos encontramos. ¿Te han dicho que tienes mi maldición? , señor.

Ejercía el cargo de ujier en Bizons cuando mi mujer se fijó en . Yo no había cometido ninguna locura en esta capital de distrito. Desengañado de cuanto se relaciona con los sentidos, habíame consagrado a la política, canalizando en esta dirección todas mis aspiraciones.

En resumidas cuentas, estaba triste, desengañado, ni más ni menos que su compañero Secades; él, sin ilusiones, de vuelta ya de la gloria, yacía en el mismo surco de resignación fría y amarga en que se había acostado Secades, camino de la celebridad. Todo era igual: no haber subido al templo de la Fama y estar de vuelta.

Miserable generación de un día, hijos del acaso y la fatiga. Razón tenía el sabio Sileno. «Lo mejor para vosotros en primer lugar es no haber nacido: en segundo lugar morir prontoRegalado no estaba tan desengañado de la existencia, pero quiso mostrarse amable y elevó los ojos al cielo en señal de asentimiento.

De todos modos, a fin de precaverle contra el peligro de que don Paco no gustase de ser desengañado, y de que en un instante de celosa locura llegase al extremo de apelar al garrote, don Andrés, que de ordinario no llevaba armas, tomó un pequeño revólver de seis tiros y se lo guardó en la faltriquera.

Pero ahora no, ¿lo entiendes? No cuentes para nada conmigo. Como si no fueras mi sobrino. Me has salido igual a todos los de tu familia, y no puedo quererte. Yo pensaba en ti, quería que fueses el que estuviera junto a mi cama en la hora de mi muerte, y al recontar los cuatro cuartos que tengo, me decía: «Esto será para el chicoPero ahora estoy desengañado.

Calló al fin el majo y, sin atreverse á exigir respuesta, se alzó de la silla donde estaba, y salió de la estancia no poco triste y desengañado. Así anduvo varios días; pero la esperanza, que tarde ó nunca nos abandona, le hizo pensar al fin que lo que había hecho callar á Soledad fué la sorpresa en parte y en parte también el temor de ser burlada como otras veces.

Pensativo dejó al matrimonio el desengañado parecer de don Justo; pero todavía se atrevió Simón a hacer este pequeño reparo: En todo caso, señor cura, siempre nos quedará el recurso, si nos pinta mal fuera de esta casa, de volvernos a ella con los trastos.

Aquí la nieta paralizó la lengua del desengañado abuelo, que tales cosas decía, dándole, de pronto, un beso en cada mejilla, y despidiéndose luego de él con una zalamería, de expresión tan confusa, que le dejó dudando si era un embuste de su incredulidad despreocupada, o el disimulo de una pesadumbre.

Palabra del Dia

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