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Actualizado: 28 de junio de 2025


D. Luis! replicó Pepita toda desolada y compungida . Ahora conozco cuán vil es el metal del que estoy forjada y cuán indigno de que le penetre y mude el fuego divino. Lo declararé todo, desechando hasta la vergüenza. Soy una pecadora infernal. Mi espíritu grosero e inculto no alcanza esas sutilezas, esas distinciones, esos refinamientos de amor. Mi voluntad rebelde se niega a lo que Vd. propone.

A todo estoy dispuesto. Mátame, si es necesario o conveniente a nuestros fines. A decir verdad y desechando toda jactancia, la muerte que yo te ha de ser aparente y no real. La virtud de volver a la vida a quien la pierde no es dada aún, ni acaso sea dada nunca, a la ciencia meramente natural y humana.

Se estrañaba, se ponía furioso de que sus proyectos encontrasen impugnadores, pero se consolaba con pensar que el hombre que vale enemigos tiene, y se vengaba atacando y desechando cuantos proyectos buenos ó malos presentaban los demás.

Algo de eso hay respondió el interrogado . Infieles voy a convertir, pero sin salir por ahora de Villafría. ¿Y cómo va a ser eso? dijo doña Luz. Muy sencillamente continuó D. Acisclo . Ya saben ustedes que yo he sido y soy, dicho sea entre nosotros, desechando la modestia, un hombre bastante útil para mi patria.

¡Eso nunca! Aguarda un instante... Figúrate que tu novia, desechando y aun violando ciertas reglas que la sociedad exige y traspasando los límites que señala siempre a la mujer, sobre todo cuando es una niña soltera, se mezcla en asuntos puramente varoniles..., por ejemplo, en política... Y no sólo se mezcla con el pensamiento y la palabra, sino que toma en ella una parte activa.

En las otras novelas del Sr. López Roberts, éste se deja llevar de su propia inclinación, y desechando el intento de mostrarse apto para todos los géneros, pone a un lado lo horrible, y se complace en describir lo limpia y delicadamente patético.

El interés de esta curiosa novela, lo que verdaderamente nos la hace simpática, no es la transformación o el cambio, porque nada cambia ni se transforma, sino la aparición cada vez más clara y más brillante de la bondad, nobleza y dulzura del alma de D. Antonio, que va desechando poco a poco sus miserias y sus vicios por debilidad contraídos, y acaba por resplandecer en su desnudez espiritual, limpia, inmaculada y rica de bondadosos afectos.

El cazador le aguardaba en Cebre, e hicieron la jornada juntos; Primitivo, por más señas, se mostró tan sumiso y respetuoso, que Julián, quien al revés que don Pedro poseía el don de errar en el conocimiento práctico de las gentes, guardando los aciertos para el terreno especulativo y abstracto, fue poco a poco desechando la desconfianza, y persuadiéndose de que ya no tenía el zorro intenciones de morder.

Doña Luz solía mirarle, y aun examinarle, con inquietud y disimulo; y no descubriendo el menor síntoma de la pasión que algunas veces había supuesto en él, se sosegaba y alegraba, desechando todo recelo, si bien con una sutilísima y apenas perceptible mortificación de amor propio.

En Walter Raleigh, en Drake, en Hawkins, en todos aquellos corsarios ansiosos de botín, tenía que hallar fáciles auxiliares; en el Conde de Essex estaba asegurado el impulso . Todavía tentaba la fidelidad de los prisioneros españoles para que sirvieran de guías á las expediciones , y desdichado el que, desechando las insinuaciones, caía por su cuenta.

Palabra del Dia

rigoleto

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