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Actualizado: 23 de julio de 2025
Aborrecía todo lo extranjero, y muy particularmente aquel París, donde imaginaba que los Quiñones de León no tenían influencia muy decisiva. Hasta sospechaba vagamente, con horror, que eran desconocidos. Por supuesto que procuraba apartar la mente de tan disparatada idea. Si llegase a penetrar por completo en su espíritu, ¿qué le restaba al noble caballero? Morir, y nada más.
De súbito, rebelose mi corazón por la idea de un deseo no cumplido de aquella santa mujer después de su transfiguración, e igualmente contra la idea de no poder ver aquellos sagrados restos más que al través de la multitud de muertos desconocidos o indiferentes.
Sí, señora; sólo quedan los desconocidos, los paisanos que no estaban afiliados a ningún regimiento. Vamos a verlo dijo con un aplomo, con una firmeza que me asombraron, pues no suponía tanto valor en alma de mujer. Yo acompañaré a usía con mucho gusto. ¿Y qué tal se ha portado mi hijo? me preguntó cuando marchábamos juntos. Señora, se ha portado como un héroe; se ha portado como quien es.
Consagrar mi vida a servirla, a adorarla de rodillas... Yo sé que haría usted feliz a cualquier hombre, pero a nadie tanto como a mí que conozco las grandes cualidades de su alma, que adivino además en su corazón sentimientos que acaso sean enteramente desconocidos para otros... ¡Es terrible!
Y vos cuidaréis también de su escarcela, porque mi querido barón es tan generoso que probablemente la vaciaría en manos del primer desdichado que le diera lástima. No sería la primera vez. Muchos detalles del servicio escuderil os son desconocidos, naturalmente, pero como decís vos mismo, no tardaréis en aprenderlos y creo que seréis el mejor escudero de cuantos hasta ahora ha tenido mi hijo.
Tenía necesidad de sentirme dichoso, y en eso se cifra el enigma de muchas cegueras menos explicables aún que la mía. Entre Magdalena casi mujer y el adolescente apenas emancipado que voy retratando, entre sus brillantes años y los míos, había mil obstáculos conocidos o desconocidos, patentes u ocultos, nacidos o por nacer. Sin embargo, yo me obstinaba en no ver ninguno.
Pero todos estos hombres carecían de aquel don divino que descendió sobre los discípulos del Señor en lenguas de llamas el día de Pentecostés, simbolizando, no solo la facultad de hablar en idiomas extraños y desconocidos, sino la de dirigirse á todo el género humano en el idioma propio del corazón.
Más de una vez tiene caído en cisternas atacadas de nieve, logrando salir, gracias solamente a su vigor extraordinario. Cuando llovía no había más remedio que quedarse en casa. Pero aun entonces ofrecía la aldea placeres desconocidos en la villa. Aquel lavado de los árboles y plantas era grato a los ojos.
«No pasa día sin que tropiece en la calle con personas, que ni siquiera se cuidan de saludarme, porque creen haberme pagado bien con su dinero, y sin embargo, a haberlas yo abandonado, ahora reposarían para siempre en el fondo del sepulcro, en vez de pasear a la luz del sol... ¡Y yo, que he sabido combatir a la muerte y llegar a humillarla en pro de seres extraños y hasta desconocidos para mí, tendré que sucumbir forzosamente ahora que lucho por la vida de mi hija, que es mi propia existencia!
A los tres o cuatro días de estar allí, el espíritu de Isidora se adaptaba mansamente a la regularidad placentera de la casa, a la poca luz, al olor de badana, a la vista de los feos objetos, y notaba en sí una tranquilidad, un gozo que hasta entonces le fueron desconocidos. Riquín hizo tan buenas migas con los dos chicos de Emilia, como si se hubieran criado en la misma cuna.
Palabra del Dia
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