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Actualizado: 23 de octubre de 2025
Pero ¿sería el enervamiento causado por sus fatigas? Ese día sentía impulsos de rebelión desconocidos en su alma. Los paseaba, sin poderlos disipar, entre aquellos muros donde había crecido; erraba, desamparado, en aquella fábrica que contenía todo su pasado, retenido por la fuerza del hábito y por el deber, buscando en todos lados sus viejos recuerdos.
Otros matrimonios más ridículos se hacen; por ejemplo, aquéllos que se arreglan en una entrevista única en un palco de la Opera, entre dos desconocidos que después se conocerán demasiado.
El primer día que doña Rebeca, como general en jefe, acometió a la niña, armada de toda la perfidia del mundo, fué y le dijo: Mí hermano no era tu padre...; que se te quite eso de la cabeza...; mi hermano no era nada tuyo...; no tienes sangre infanzona...; eres «hija de padres desconocidos».... Ella humilló la frente enrojecida, sin responder.
Seis blancas servilletas oprimidas en otros tantos aros de marfil, se ven sobre la mesa. Tres son las desconocidas ó desconocidos que me toca bosquejar, pues en cuanto al capitán y á mi amigo, ya los han visto ustedes, siquiera haya sido á la ligera. En el boceto del capitán poco tengo que añadir. ¿Quién de mis lectoras no conoce á un andaluz joven, buen mozo, bullanguero y galante?
Es cierto que los vivientes, y en particular los de una misma especie, están de continuo en una comunicacion que excita recíprocamente sus afecciones; y que muchas de estas suponen una correspondencia misteriosa, trasmitida por agentes enteramente desconocidos.
Si la Imenea debe considerarse como el prototipo de las posteriores de capa y espada, La Aquilana recuerda vivamente las llamadas después de ruído ó de teatro. Aquilano, joven de padres desconocidos, se enamora de Feliciana, hija del rey Bermudo de León. Obtiene de su amada una cita nocturna en el jardín del palacio, pero la princesa oculta su inclinación y se muestra fría y reservada.
Ya no enviarían de Madrid más cuneros. Se acabaron los señorones desconocidos. Y toda la grey brullesca, se preparaba para la lucha con el entusiasmo ruidoso del que sabe que el triunfo está asegurado de antemano. Todas estas manifestaciones dejaban frío a Rafael.
Las lagartijas, las cucarachas, los ratones y muchos insectos que le eran desconocidos, acabaron por trepar sobre su cuerpo, y él, en vez de espantarlos, mantenía completa inmovilidad, a fin de observar de cerca todos sus movimientos. Pasó semanas enteras sin rezar el rosario y sin bajar a la ciudad para oír la misa del domingo y pedir provisiones, como era su costumbre.
»Aun no me contestó con una sonrisa triste y expresiva. »Luego, volviéndose al gobernador de la prisión, que entraba en aquel instante, le entregó una carta, que leyó vivamente, y, sorprendido en extremo por su contenido, la dejó caer sobre la mesa junto a la cual estaba yo sentada. Fijé en ella una mirada investigadora y me estremecí al ver unos caracteres que no me eran desconocidos.
Bien continuó: hay veinte ó treinta hombres señalados ya en la opinión como víctimas. ¿Cómo víctimas? interrumpió Pinilla. Sí, ha de haber un atropello. Hasta dónde llegará este atropello, es lo que no puedo decir á ustedes. Ya sabemos lo que es este pueblo. ¿Pero ese atropello parará en una matanza? preguntó uno de los dos desconocidos. Eso es lo que no sé. Atropello ha de haber.
Palabra del Dia
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