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Os engañáis, hermano; aún no me duermo, ni llamo al amigo Juan para que me traiga el sueño... heme echado por descansar un poco, pero ya empiezan mis tareas cortesanas: el no dormir y el no parar. ¿Y vos habéis descansado? dijo Quevedo dirigiéndose á Montiño, y prescindiendo enteramente del bufón, que salió y se sentó en la sala frente á Dorotea, que se había puesto á estudiar su papel junto á una ventana.

Y Vd. me dijo la madre sonriendo ¿ha descansado del todo de las fatigas que le hemos dado? Oh, era muy poca cosa!... Y aún concluí riendo también estaría dispuesto a soportarlas de nuevo... María Elvira se sonrió a su vez. Vd. ; pero yo, no, le aseguro! La madre la miró con tristeza: ¡Pobre, mi hija! Cuando pienso en los disparates que se te han ocurrido... En fin se volvió a con agrado.

Despues que hubimos descansado un instante, nos lavamos, y aún con el polvo del camino encima, salimos á dar una vuelta, como suele decirse. Bajamos por la calle Feydeau, torcimos á la derecha, y á pocos pasos nos hallamos en la plaza de la Bolsa, cuyo suntuoso palacio descubrimos confusamente entre dos luces.

Un muchacho asturiano, que fué a quien le hicieron la pregunta, respondió que el oficio era descansado y de que no se pagaba alcabala, y que algunos días salía con cinco y con seis reales de ganancia, con que comía y bebía, y triunfaba como cuerpo de rey, libre de buscar amo a quien dar fianzas y seguro de comer a la hora que quisiese, pues a todas lo hallaba en el más mínimo bodegón de toda la ciudad.

Marenval, en efecto, sería una buena presa; le exigirían un enorme rescate... Pero la idea del viaje ha sido repentina. Me parece que no pensaba usted en eso hace pocos días, cuando hablamos... La verdad es que Marenval me anima, dijo Tragomer con descuido. Por mi gusto hubiera descansado todo el invierno. Diga lo que quiera M. Harvey, la locomoción intensiva durante un año es muy fatigosa.

Bien como cuando cae una gota de agua en el aceite hirviendo de una sartén puesta a la lumbre, álzase el líquido hervidor, y bulle, y salta, y levanta llama, y chilla, y chisporrotea, y cae en el hogar, y alborota la lumbre, y subleva la ceniza, espelúznase el gato inmediato que descansado junto al rescoldo dormía, quémanse los chicos, y la casa es un infierno; así se alborotó, y quemó, y se espeluznó y chilló la retahíla de aquel resguardo de nueva especie, compuesto de facciosos y de padres, al caer entre ellos la primera palabra francesa del extranjero desdichado.

No obstante el remoto cruzamiento indígena que emergía en esta Vargas del Solar, encontraba Isidro en toda su persona una rancia distinción española, un aire de dama acostumbrada al respeto desde su nacimiento, y que, segura de su valía, puede atreverse a ser familiar en el trato y sencilla en sus gustos. «Esta doña Zobeida, medio india pensaba Maltrana , es una señora de Burgos que luego de vigilar las compras de su criada en el mercado entra en una librería para pedir un devocionario "bien cumplido"; una gran dama de Cuenca o de Teruel que por la tarde recibe su tertulia de canónigos y abogados viejos y toman juntos el chocolate, hablando de la corrupción del mundoEstos recuerdos evocaban en su memoria a la vieja España, que había dejado huellas imborrables allí donde había descansado sus pies, esparciendo las características de la personalidad nacional por todo el planeta, en las más diversas y apartadas regiones.

, Nuño, aquí te queda; y si te hallares Para salir al campo descansado Y podrásme alcanzar donde ya sabes. NU

La Reina fué recibida por el arzobispo en la puerta de la Seo, y habiendo descansado por la noche en un retrete que se le preparó, fué coronada al dia siguiente con casi las mismas ceremonias que su esposo, de quien recibió la diadema puesta de rodillas ante él, notándose á la vuelta la diferencia, de que nadie sino la Reina fué á caballo, pues hasta la de Nápoles volvió á pie.

No sabía qué hora era; pero el hambre le hizo comprender que era hora de almorzar. Abrió la puerta, dirigiendo una mirada á lo largo del pasillo y á lo profundo de la escalera, y el primer objeto que encontraron sus ojos fué la figura de doña Paulita que subía lentamente. ¿Ha descansado usted? le preguntó con voz menos nasal é impertinente que de ordinario. , señora: muchas gracias.