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Actualizado: 23 de junio de 2025


Las mujeres que trabajaban a las puertas de sus casas los miraban con curiosidad tocada de admiración. ¿Quién es el señorito que va con don Melchor? Mujer, ¿no le conoces? El sobrino; el señorito Gonzalo, que llegó ayer en la Bella-Paula. ¡Vaya un real mozo! Como su padre don Marcos, que en paz descanse. Y como su abuelo don Benito añadió una vieja. ¡Qué familia tan noble y campechana!

De este modo llegará, andando el tiempo, á ser apto para desempeñar una plaza de dos mil reales en alguna covachuela, como mi señor abuelo, que en paz descanse.

Lo tengo bastante bueno, del que olvidara en la bodega mi tío, que en paz descanse. Esto os reconfortará y servirá de distracción. Pues debéis sentiros un tanto aburridos de estaros quietos tantos años y hasta siglos colgados de las paredes... Aceptamos repuso en seguida don Fernando. Todo sea a la mayor gloria de Dios dijo fray Anselmo, el dominico.

Está aquí; la han enviado sus jefes casi á la fuerza para que descanse y se reponga. Pero se escapa á Mentón, á Niza, allí donde hay heridos, queriendo reanudar su servicio. ¡Si á lo menos se casase!... Mas no: morirá como los otros. Y yo quedaré solo, y seré lord, el tercer lord Lewis: lord Lewis el historiador, lord Lewis el gobernador colonial, y lord Lewis el inútil...

Maltrana, conocedor de las costumbres del presidio, imaginábase en qué lugar indeclarable podría guardar el valentón esta arma, que era como el cetro de su amenazadora majestad. Siéntese un poquiyo, don Isidro, y descanse... , dale un asiento ar cabayero... Les estaba proponiendo a estos chicos un negosio; un modo seguro de haserse ricos.

Descanse usted dijo con dulcísima voz Artegui, hablando blandamente, como se habla a los niños . Apoye usted la cabeza en el almohadón... ¿Quiere usted ..., alguna cosa? ¿Se siente usted mejor? No, descansar, descansar. Así... así... Lucía cerró los ojos, y recostándose en el diván, calló. Artegui la miraba ansioso, dilatadas las pupilas, y estremecido aún de sorpresa y de asombro.

Mi amo, pues, como más nuevo en la venta y muchacho, dijo: -Señor huésped, déme lo que hubiere para y mis criados. -Todos los somos de V. Md. -dijeron al punto los rufianes-, y le hemos de servir. Hola, güésped, mirad que este caballero os agradecerá lo que hiciéredes. Vaciad la dispensa. Y, diciendo esto, llegóse el uno y quitóle la capa, y dijo: -Descanse V. Md., mi señor.

En la parte nueva del castillo se veían algunas luces, y también risas y cantos, pareciéndome distinguir entre las voces la de Ruperto Henzar, a quien me figuré excitado por el vino. Descansé un momento, y orientándome pensé que si la descripción hecha por Juan era exacta, debía hallarme en aquel momento al pie de la ventana que buscaba.

Descanse pues el gran templo por tantos califas reformado y engrandecido, y manténgase como mudo testigo de las rápidas invasiones, insurrecciones sangrientas, guerras civiles y traiciones que hormiguean y zumban á su pié , hasta que le llegue el dia de mostrarse como una aparicion fantástica á los ojos atónitos de los guerreros de S. Fernando.

«No quiero incomodarme, no quiero alzar tampoco la voz dijo doña Lupe levantándose de su asiento , porque no se entere ese desventurado». Salió un momento con objeto de cerrar puertas para que no se oyera la gresca, y a poco volvió al gabinete, diciendo: «Se ha quedado dormido. Si te parece, haz bulla para que no descanse el pobrecito. Te estás portando... ¡Silencio!».

Palabra del Dia

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