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Actualizado: 23 de junio de 2025


No estoy buena dijo la mujer mística restregándose entrambos ojos, como si los tuviera doloridos por la vigilia ó cansados de mirar. Siento un calor aquí dentro ... y una agitación ... Pero es del ayuno, hermana; es del ayuno. Pues debe usted moderarse. Descanse unos días. , lo haré, y esta semana no rezaré oración doble, como hasta aquí, y suprimiré horas por la noche.

Y la misma pregunta: «¿Qué llevas ahí?» Y al saber que era yo español, sonrisas en la portezuela lo mismo que si me conociesen toda la vida. «Baje, jovencito, baje y descanse, que está entre amigos. Tómese una copa de caña...» Desde entonces no tuve duda: sabía lo que me tocaba ser en aquella tierra: blanco, siempre blanco.

A todo contestaban que me estuviese quieto y sin cuidarme de nada, para que no me repitiesen los accesos de fiebre; pero no pude conseguirlo, y si descansé un poco, procurando poner a un lado mis terribles recuerdos y apartar de la vista las siniestras figuras que se habían hecho compañeras inseparables de mi espíritu, poco después, cuando, ya avanzada la noche, llegó Juan de Dios, me sentí tan vivamente inquieto al verle, que a no impedírmelo mi debilidad, habría saltado del lecho para correr hacia él, arrastrado por un odio terrible y una curiosidad más fuerte aún que el odio.

Cuente con nuestro humilde apoyo para vencer los obstáculos tradicionales que aquí opone al verdadero progreso un despotismo teocrático de que está ya todo Vetusta hasta los pelos, como se dice vulgarmente». «En paz descanse.

Los médicos me dicen que coma carne. Como carne y me pongo peor. Ea, ya estoy como un muelle de reloj... Si usted me da su permiso me retiro... Hombre, no, descanse usted. Eso se le pasará. ¿Quiere usted un vaso de agua? Jacinta sintió que no le dejase marchar, porque la idea de que el hombre aquel iba a caer allí con una pataleta le inspiraba repugnancia y miedo.

6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito. 8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos. 10 Seis años sembrarás tu tierra, y allegarás su renta; 12 Seis días harás tus hechos, y al séptimo día reposarás, a fin que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

El alma de Salvador estaba de rodillas, afanosa y esperanzada, delante de aquel amanecer feliz. Carmen le había dicho: «Espera que yo descanse, espera que amanezca..., espera que salga el sol....» Y llegaba, por fin, la hora bendita, la hora soñada, la sublime hora....

Yo comprendí que era el momento preciso de retirarme con disimulo, y giré furtivamente sobre mis talones, cuando que don Guillén, con acento entre alarmado y severo, me decía: ¿Qué va usted a hacer? Aguarde un instante; tengo que pedirle un gran favor. Es menester que me ayude a improvisar un acomodo donde mi hermana descanse unas horas.

«Luego, luego veremos dijo el Director, resistiéndose a tomar la suma . ¡Ah! ¿También trae ropa? Veo que no se descuida usted... Está bien, bien. El pobre D. Tomás tenía ya mucha falta... Déjelo usted ahí. Luego... Siéntese usted y descanse. ¿Pero no le veré ahora mismo? preguntó ella con ansiedad. No es fácil, no es fácil. Ya sabe usted que se excitan mucho al ver a las personas de su familia.

Busca ansioso doquiera la dicha, y la dicha se aleja fugaz: ¡Vana sombra que burla su anhelo...! ¡Por ella el viajero se lanza a la mar! Impelido por mano invisible vagará de confín en confín; los recuerdos le harán compañía de seres queridos, de un día feliz. Una tumba quizá en el desierto hallará, dulce asilo de paz, de su patria y del mundo olvidado... ¡Descanse tranquilo, tras tanto penar!

Palabra del Dia

vorsado

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