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Actualizado: 16 de junio de 2025
El uno era pequeño y nervioso, hablaba con vivacidad, poniendo toda su persona en movimiento, de aspecto alegre y fino; el otro, alto, frío, era infinitamente más elegante. Cuando se aproximaron para saludar a las jóvenes, todas ellas los recibieron con el aire de contento que se demuestra al ver llegar al fin a quienes se espera.
El suelo alrededor del edificio que acabo de describir que una vez por todas llamaré la Aduana del Puerto tiene las grietas llenas de hierbas tan altas y en tal abundancia, que bien á las claras demuestra que en los últimos tiempos no se ha visto muy favorecido con la numerosa presencia de hombres de negocios.
La escena del incesto es horriblemente bella, y demuestra el poder del arte del poeta, que ha sabido presentar un acto de la inmoralidad más repugnante, sin hacer impresión alguna de disgusto, sino, al contrario, inspirando un horror puramente ideal.
La mujer acomodada de una aldea, la rústica que paga jornales, la alcaldesa de monterilla, no se conmueve ni esparce nunca. Dentro de su casa es una afanada hormiga: en la calle, ó cuando recibe la visita de un forastero, no habla sino lo más preciso, no sonríe ni por casualidad, desea perderos de vista, demuestra una misantropía horrorosa.
En física se demuestra que si una superficie se encuentra enfrente de un foco de calor, la intensidad del calor incidente es tanto mayor cuanto menos oblicuamente se presenta dicha superficie á la acción de los rayos.
Oye, oye, Isidora: el reloj de las monjas ha dado las tres. Tengo una debilidad... Si persistes en el sibaritismo de traer algo de la fonda, mándalo traer pronto, ya sea almuerzo, ya comida, porque me muero de hambre. =Nueva pausa, durante la cual entran una criada de la casa y un mozo de la fonda. Este sirve el almuerzo. Joaquín demuestra más apetito que Isidora.=
La fábula del Paraíso, la sentencia del Dios bíblico imponiendo el castigo de sudar de fatiga para ganar la subsistencia, demuestra que en todos los tiempos la moral natural consideró el reposo como el estado más grato al hombre, y que el trabajo debe reputarse como un mal indispensable para la existencia, pero mal al fin.
He aquí lector á lo que habían quedado reducidas las grandezas artístico arqueológicas acumuladas por los Duques de Alcalá, y ciertamente que apena considerar el abandono en que estuvieron las pinturas y esculturas del Palacio, como lo demuestra la circunstancia de que raros son los ejemplares que se citan que no vayan seguidos de la calificación de «maltratados:» En cuanto al monetario, también vemos la depredación que sufrió, la cual debió ser total en la parte de la gliptoteca, pues no se cita ni una sola piedra grabada.
Aún no había dejado de llover, y Quevedo, que como tenía de todo, era algo médico, esperó que la humedad reblandeciese el cerebro de don Juan. Lo que demuestra que Quevedo, ya en aquellos tiempos, buscaba el alma en los nervios. No se engañó don Francisco. La excitación nerviosa del joven se modificó. Anduvo por algún tiempo en silencio asido al brazo de Quevedo.
Con un solo ejemplo se demuestra el poder de la rutinaria costumbre en aquel santo varón, y es que, viviendo en aquellos días de su ancianidad en la calle de Atocha, entraba siempre por la verja de la calle de San Sebastián y puerta del Norte, sin que hubiera para ello otra razón que la de haber usado dicha entrada en los treinta y siete años que vivió en su renombrada casa de comercio de la Plazuela del Ángel.
Palabra del Dia
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