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Actualizado: 27 de julio de 2025
Por Dios, no anuncies mucho, Gallego, que va á haber corridas suplicaba el comisario . No haga el demonio, ché, que tengamos una desgracia y lo sepan allá en Buenos Aires... Que sea únicamente para los que habitan el campamento. Pero el negocio exigía, por el contrario, una gran publicidad, y de muchas leguas á la redonda iban llegando, á partir del sábado por la tarde, numerosos jinetes.
Expedición de los Padres Francisco Hervás y Agustín Castañares á las naciones de los Zamucos II 248 Expedición de una compañía de soldados españoles para castigar los desmanes de los indios Chiquitos I 70 Fabrican los indios cruces de madera, de orden de los Misioneros, para librarse de las persecuciones del demonio II 238
Pu... pu... pues yo concluyó la sexta, que era bastante tartamuda ta... ta... ta... tamién.... Oír esto y soltar la carcajada la niña, hasta entonces taciturna y desdeñada, fué una misma cosa. ¡Y se chancea! exclamaron admiradas las otras. ¡Ta... ta... ta! repetía entre carcajada y carcajada la burlona. ¡El demonio de la...! ¡El diantre de...! ¡Miren si...! ¡Atreverse a burlarse de una niña fina!
Mientras yo predicaba justamente la prudencia, apoderóse de mí un demonio, que experimentó un maligno placer obligándome sin decir oxte ni moxte a hacer ademanes contrarios.
Se trata de un gran merecimiento que puedes contraer para salvarte si abandonas las nefandas sugestiones del mundo y acudes al llamamiento del cielo... En esta villa existe un arma poderosa que en vez de servir a Dios, como todo el mundo debe servir, es un temible auxiliar del demonio.
En fin, mi empeño fue tan obstinado que logré borrar la imagen de Urbási, grabada en mi corazón como sello puesto allí por el demonio en señal de que yo era su esclavo. Entonces brotaron de nuevo y más pujantes las alas de mi espíritu.
Además, le pareció un digno final de su hazaña ofrecer á los enemigos, si es que le seguían, la ocasión favorable de atacarle en los muelles desiertos. El demonio de la soberbia soplaba en sus orejas: «Así verán que no les tienes miedo.» Y marchó resueltamente hacia el puerto, pasando sobre rieles de ferrocarril, contorneando los muros de largos almacenes, metiéndose entre montañas de mercancías.
Cierto: faltan la intimidad de las provincias, el roce continuo, ciertas reuniones de confianza.... Y a propósito: creo haber entendido que pensaba usted dar algunas. ¡Es usted el mismo demonio! saltó don Simón, admirado de que también le hubiese leído su segundo pensamiento. ¿Luego es cierto? Pshé... volvió a responder el pobre hombre, sonriendo de gusto.
Y, si alguna vez un demonio le soplara en el oído el consejo de extender la mano hacia mí, ¿podría hacer de otro modo que rechazarlo como a un loco temerario? Pero eso no sucederá: he sabido tenerlo a distancia. Que crea que lo desdeño, que crea que estoy encerrada dentro de mi orgullo y de mi egoísmo: sabré guardar el secreto de mi corazón. ¡Si tan sólo no existiera!
Había el santo varón los años pasados enarbolado en esta tierra una cruz; vinieron allí unos ministros del demonio, acompañados de una tropa de indios Cuzicas, Quimomecas y Pichasicas, y sacándola del hoyo en que estaba fijada, la hicieron pedazos con mucha irrisión y escarnio.
Palabra del Dia
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