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Actualizado: 9 de octubre de 2025


''Así es'', respondió Zoraida. ¿Que, en efeto -replicó el viejo-, eres cristiana, y la que ha puesto a su padre en poder de sus enemigos? A lo cual respondió Zoraida: ''La que es cristiana yo soy, pero no la que te ha puesto en este punto, porque nunca mi deseo se estendió a dejarte ni a hacerte mal, sino a hacerme a bien''. ''Y ¿qué bien es el que te has hecho, hija? ''Eso -respondió ella- pregúntaselo a Lela Marién, que ella te lo sabrá decir mejor que no yo''.

Mas si el dejarte es triste y doloroso Recordarte será muy deleitoso Si una dulce memoria he de llevar; Porque el recuerdo es la perenne esencia Que perfuma del hombre la existencia Y en el tiempo pasado hace gozar.

Sólo que como no tengo costumbre de encamarme... Desde que pasé la fiebre amarilla en Cuba hace cuarenta años, no sabía yo lo que son sábanas a las cuatro de la tarde. ¡Qué ganas tenía de verte! Anoche me entró como una angustia... Creí que me moría sin dejarte arreglada una vida práctica, esencialmente práctica. Por lo que pueda tronar, te voy a decir lo que desde hace días tengo pensado.

Hasta la noche María Teresa se ocupó en cuidar al señor Aubry, cuyo estado de fiebre y de debilidad continuaba siendo el mismo. La noche estaba muy adelantada cuando Juan llegó, con aire preocupado. Algunos minutos después, la señora Gardanne hacía decir a su sobrina que la esperaba abajo, en su coche. ¡Oh, cuánto me cuesta ir! exclamó María Teresa, y, sobre todo, dejarte sola aquí, mamá.

Confirméselas sólo con mirarle, y se precipitó desolado en el gabinete. Luz le dijo, en cuanto le vio, contemplándole con la cara envuelta en una celeste sonrisa: » Créeme: vale más que lo que habíamos pensado, lo que va a suceder pronto. Me duele dejarte, porque tampoco estás aquí en tu sitio; pero ya nos hallaremos donde debemos hallarnos, y esto me consuela.

¡Qué bruto!... Pues otra vez un criado de casa te quiso meter miedo cuando ibas al oscurecer á la iglesia á tocar la oración, disfrazándose con una sábana á modo de fantasma... ¡Pero bueno eras para dejarte meter miedo!... Así que estuvo cerca tomaste una piedra y se la tiraste á la cabeza con la mayor frescura. Vino descalabrado para casa, jurando que se las habías de pagar.

Y este mesmo término y modo me convendrá usar contigo, porque el deseo que en ti ha nacido va tan descaminado y tan fuera de todo aquello que tenga sombra de razonable, que me parece que ha de ser tiempo gastado el que ocupare en darte a entender tu simplicidad, que por ahora no le quiero dar otro nombre, y aun estoy por dejarte en tu desatino, en pena de tu mal deseo; mas no me deja usar deste rigor la amistad que te tengo, la cual no consiente que te deje puesto en tan manifiesto peligro de perderte.

Callaba Benina, tapándose la boca con la sábana, y esta humildad y moderación encendieron más el rencorcillo de la viuda de Zapata, que prosiguió molestando a su compañera: «Nadie reconoce como yo tus buenas cualidades, porque las tienes; pero hay que ponerte siempre a distancia, no dejarte salir de tu baja condición, para que no te desmandes, para que no te subas a las barbas de los superiores.

¡Jesús!, siempre me llevas por lo más feo, por donde no se encuentran más que tíos. ¿Hay también aquí ventorrillos? ¿Quieres que comamos juntos? Iremos a una fonda. No, no, no. Basta de paseos. Esto no está bien... ¡Qué se dirá de ! Para calaverada, basta. ¡Maldita sea la hora en que nací! gruñó el estudiante . ¿Dejarte ahora, separarnos?... ¿Vas a tu casa? , hombre. ¡Qué dirán!

¡Pobre madre mía! dijo la joven conmovida y sonriente al mismo tiempo, tan mal concordaba esa idea con la indolencia maternal. Si debiera dejarte pronto, me alegraría de que no te quedaras en este pueblo de iroqueses, de saber que estabas rodeada de afecciones dignas de ti y de pensar que encontrarías una segunda madre... ¡Dios mío! ¿En quién?

Palabra del Dia

aprietes

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