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Actualizado: 18 de junio de 2025
¡Imposible! ¡Calla! No sabes lo que te dices. En ti sería una locura, en mí una infamia. Don Juan, sin dejarla seguir, preguntó dolorosamente: ¿Luego estás casada? Cristeta, en vez de contestar categóricamente, dejó caer los brazos rectos a lo largo del cuerpo, con ademán de profunda resignación, y sin desplegar los labios inclinó la cabeza sobre el pecho.
El dejarla, quitar el estorbo y volverla a levantar, fue obra de un momento; mas como estuviese abierta la puerta de la alcoba que ocupó Tirso, don José fijó con tristeza en ella la mirada, y en aquel cuarto solitario, polvoriento y frío, creyó el pobre anciano ver retratado el abandono en que él había de quedar dentro de pocas horas.
Desde mañana empezaré con la canastilla, no vaya el angelito a nacer como Jesús, sin paños en qué envolverse.... Estoy poniendo tonterías, y lloriqueo, pero no como el otro día... hoy es de placer. Porque a mí no me engaña su mejoría; está señalada por la muerte. Lo que siento es tener que dejarla acaso quince o veinte días antes de.... En fin, estoy tan alegre, que no quisiera pensar en eso.
En seguida, viendo desde el pasillo que Leocadia estaba en la cocina, gritó: ¡Mira, Leo, hazme a mí también chocolate, que vengo desfallecida! Pepe se apartó para dejarla pasar, y sin poder ni querer contenerse, exclamó con ira: ¡Maldito sea el fanatismo, que engendra tales cosas!
Cosas de la edad. A la juventud hay que dejarla divertirse. Por eso es tan elegante y tiene buenas relaciones. Pero no estudia ni hace nada de provecho dijo el comerciante, con la inflexibilidad de un hombre dedicado al trabajo. Ya estudiará; talento le sobra para ser sabio. Su padre fue un tronera y vea usted adonde llegó.
A la aldeana le pareció un despilfarro escandaloso: la leche que habían tomado valía muy poco; quiso metérsela de nuevo en el bolsillo; pero Andrés persistió en dejarla, y la dejó.
Sin embargo, como ya emprendí la tarea, no quiero dejarla sin terminar, si bien procuraré ser muy conciso. Lo más grave de que el Sr. Merchán acusa á España, es de su corrupción administrativa en Cuba. Nada hay que decir contra los datos que aduce.
Ella la visitaba casi todos los días, y eran muy contados los en que la sacaba para comer en casa, pero solas las dos a la mesa. Cuando Luz vivía a su lado, tenía que llevarla consigo en sus viajes de veraneo, por no saber dónde dejarla más segura. Pero esta atadura cortaba sus vuelos de peregrina elegante, y dejaba su paladar de cortesana a media miel. Ahora sería muy distinto el caso.
Al mismo tiempo, aprenderemos á utilizarla de un modo completo en el riego de nuestros campos, convirtiéndola en una de nuestras riquezas, poniéndola al servicio común de la humanidad, en vez de dejarla arrasar los cultivos ó perderse en pestilentes pantanos.
¡Hermosos árboles! exclamó Cornelio acercándose a uno de ellos . ¡Y qué olor tan penetrante el de sus frutas! Hay aquí una fortuna dijo el Capitán . ¡Qué desgracia tener que dejarla! Los indígenas la recogerán. No la aprecian, y la abandonan; como tampoco estiman en nada el clavo, que tanto se aprecia entre nosotros. ¿Hay alguno aquí? Sí; mira uno, Cornelio.
Palabra del Dia
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