Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
¡Anda, Gabriel continuaba el campanero , no perdamos tiempo! Es cosa de un instante, y en seguida ¡a volar! ¡No dijo Luna con firmeza, saliendo de su ensimismamiento , no haréis eso, no debéis hacerlo! Es un robo lo que me proponéis, y mi dolor es grande viendo que para eso contabais conmigo.
Ahora dijo Juan , lo que importa es que vuesa merced se mude de medias y se ponga zapatos. ¿Y con qué, voto á Baco? dijo Quevedo. Con mis zapatos y con mis medias. Paréceme bien dijo Quevedo echándose fuera las calzas enlodadas , pues digo que el enclavamiento fué donoso. A él debéis la vida, que si la tierra no está blanda, os estrelláis. ¿Y tú qué vas á ponerte?
¡Ah! ¡señor! ¿sois vos?-dijo llorando la pobre anciana yo no os conozco, no os he visto nunca; pero debéis ser el señor Francisco Montiño. El mismo soy; ¿pero vive aún mi hermano? Está acabando; pero entrad, entrad: desde que esta mañana fué Juan á Madrid, os espera con tanta impaciencia, que no parece sino que vos habéis de traerle la salvación de su alma.
Lo que voy á deciros, debéis olvidarlo; debéis olvidar que os habla el inquisidor general. ¡Dios mío! exclamó la joven poniéndose de pie, pálida y aterrada. Nada temáis; el inquisidor general, tratándose de vos, y por ahora, ni ve, ni oye, ni siente; más claro: en estos momentos no soy para vos más que el hermano adoptivo de vuestra madre. ¡Dios mío! repitió Dorotea juntando las manos.
Por imposible debéis tenerla, dijo llorando y acongojada Florela; y no es vuestra la desventura, que así os hiere a vos como a mi señora, sino de mi señora, que para ser desventurada ha nacido, y tan sin merecerlo, que en ella la hermosura, con ser tan grande, es lo menos, y más la hermosura es de su alma; que Dios ha hecho para la nobleza, para la honestidad y para la virtud.
Yo estoy satisfecho del favor que todos hemos alcanzado de Dios por la intercesión, del glorioso San Isidro y vosotros debéis también estarlo, amados cabezudenses, barbaruelenses y animalejuenses.» Este oro era para los de Barbaruelo el de Cabezudo, para los de Cabezudo el de Barbaruelo, y para los de Animalejos el de cualquiera de los dos pueblos vecinos.
¿Qué hay en vuestras palabras, Dorotea, que las hace para mí agudas y afiladas como un puñal? Hay, que no me conocéis bien: hay vuestro recelo... ¡creéis que yo estoy ofendida de vos! Debéis estarlo. Lo estaría si os hubiéseis casado con otra mujer. Una mujer que ama no cede á ninguna su amor.
Me debéis la voluntad... si yo he podido salvaros, ese poder no añade ni un quilate más á la voluntad; esa misma voluntad de salvaros la ha tenido doña Clara. Vos sois más hermosa... vuestro amor más ardiente. Ya que os amo, don Juan, no procuréis perder mi aprecio. ¡Vuestro aprecio! Sí por cierto.
Me expresáis el deseo de ir a casa del guarda; sois bastante astuta para elegir la hora de vuestro paseo habitual para arrancarme el permiso; colocáis a Elena en el jardín para que pueda hablar con entera libertad con su cobarde adorador; éste acude allí... ¿Y todo este juego, hábilmente combinado, resulta ser ahora una mera casualidad? ¡Debéis tener una opinión muy triste de mí si esperáis engañarme con esas niñerías!
CUESTA. Eso de arrastrar a la vida claustral a las jovencitas que no han demostrado una vocación decidida, es muy grave... Y no debéis extrañar que alguien se oponga... DON URBANO. ¿Quién? CUESTA. ¡Qué sé yo! Alguien.
Palabra del Dia
Otros Mirando