United States or Kazakhstan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los coches tenían que contener la carrera de los caballos, el ¡tabì! ¡tabì! de los cocheros resonaba á cada momento; se cruzaban empleados, militares, frailes, estudiantes, chinos, jovencitas con sus mamás ó tías, saludándose, guiñándose, interpelándose más ó menos alegremente.

Respecto a las mujeres, ¡ay!... son ahora y siempre ese eterno femenino de los teatros de provincias, presuntuoso, amanerado, ficticio... A pesar de todo, entre estas damas hay dos que me interesan; dos judías de Milianah, jovencitas, que pisan la escena por primera vez... Los padres están en la sala y parecen encantados.

Vamos que merecías una zurra, como las chicuelas malcriadas que hacen alguna diablura. Y su mano blanca se movía tras la rejilla con burlona expresión de amenaza. , que eres aficionada á lecturas como todas las jovencitas del día, pídele á tu madre un libro titulado «La entrada en el mundoSi ella no lo tiene, te lo dará tu primo Urquiola que seguramente lo sabe de memoria.

Yo no amaría nunca, ni aun me fijaría en una mujer que no tuviera esa elegancia de movimientos cuyo ritmo es, a mi juicio, la revelación del carácter. Las personas vulgares conservan siempre una actitud vulgar; se conoce la distinción de una mujer en su manera de andar. Observe usted a la señorita Diana, a las jovencitas de Blandieres, y lo mismo a la linda Mabel d'Ornay ¡qué diferencia!

M. Steimbourg creyó un deber presentar a su amigo a su familia. Condújole a Bieville, donde su padre se había hecho construir un chalet. M. L'Ambert fue recibido en él por un viejo muy verde, una señora de cincuenta años, que no había abdicado aún, y dos jovencitas extremadamente coquetas; y a primera vista advirtió que no entraba en una casa de fósiles.

La fama de la santidad y de la inocente y bondadosa indulgencia del padre Juan, hace que sean los niños y las jovencitas, educadas con el mayor recato, los que acudan a confesarse con él, en el tribunal de la penitencia. El optimismo del padre Juan y su dichosa manera de ver cuanto existe como al través de un prisma de color de rosa, vienen a corroborarse por la bondad de sus penitentes.

2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda limpieza. 3 Honra a las viudas que en verdad son viudas. 4 Y si alguna viuda tuviere hijos, o nietos, aprendan primero a gobernar su casa piadosamente, y a recompensar a sus padres, porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios.

Cuando vió tanta gente alegre, confiada; cuando vió al novio y á la novia, seguida de su cortejo de jovencitas inocentes y candorosas, y pensó que iban á encontrar allí una muerte horrible, tuvo lástima y sintió que se amortiguaba su odio.

JULIA. ¿Qué entiende usted por eso...? DORA. ¡Es difícil de explicar! Hay una ciencia del amor, que se hace muy mal en no enseñar a las jóvenes. De esta suerte, las tales llegan al matrimonio sin conocer los refinamientos que agradan a su compañero. No va usted a hacerme creer que las jovencitas de hoy estén tan poco enteradas de estas cosas.

CUESTA. Eso de arrastrar a la vida claustral a las jovencitas que no han demostrado una vocación decidida, es muy grave... Y no debéis extrañar que alguien se oponga... DON URBANO. ¿Quién? CUESTA. ¡Qué yo! Alguien.