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Actualizado: 9 de junio de 2025
Salía mañanero, sin mula ni lacayo, y vestido de ropas sencillas que no atrajesen la mirada; pero llevando, eso sí, la hermosa espada templada en Toledo, con que le había obsequiado su tío abuelo don Rodrigo del Aguila, una daga de provecho y el consabido coleto de ante, por debajo del jubón.
¿Con qué fin te incomodas, cuando pronto vas a mejorar? preguntó Reginaldo filosóficamente. Pero yo permanecí callado, reflexionando en la opinión de sir Carlos Hoare, de que la daga empleada para el crimen frustrado, había sido una vieja arma florentina, envenenada. Este mismo hecho me hacía sospechar que el cobarde atentado llevado contra mi persona, había sido obra de mis enemigos.
El forastero había cogido á su contrario en el momento en que tenía puesta su daga sobre la espada, cerca de su empuñadura; había metido una estocada baja y diagonal por el ángulo estrecho formado por la daga y por la espada del incógnito y había hecho una especie de trenza con los tres hierros, sujetándolos contra el muslo izquierdo de su contrario.
Tenía el mal clérigo, entre otros grandes vicios, el del robo, y aunque cometió algunos en pequeño, en el mes de Marzo de 1552 acechó á cuatro hombres que dormían la siesta, y armado de una daga les dió muerte, despojándolos de cuanto dinero y objetos llevaban consigo.
Ramiro bebió resueltamente, confiado en su destino. El hombre de la daga miró a los demás con expresión inexplicable. No era nuevo su rostro para Ramiro.
»Y, diciendo esto, se paseaba por la sala con la daga desenvainada, dando tan desconcertados y desaforados pasos, y haciendo tales ademanes, que no parecía sino que le faltaba el juicio, y que no era mujer delicada, sino un rufián desesperado.
Y, estando ya para manifestarse y salir, para abrazar y desengañar a su esposa, se detuvo porque vio que Leonela volvía con Lotario de la mano; y, así como Camila le vio, haciendo con la daga en el suelo una gran raya delante della, le dijo: »-Lotario, advierte lo que te digo: si a dicha te atrevieres a pasar desta raya que ves, ni aun llegar a ella, en el punto que viere que lo intentas, en ese mismo me pasaré el pecho con esta daga que en las manos tengo.
Ha poco le disteis el medallón de los rubíes, luego vuestra daga de oro y un talabarte bordado, ¡y a mí nada, nada!, y me dejáis andar por la ciudad pobre y andrajoso como un villanejo. Para un hermano el festín, para el otro el hueso y la asadura. ¿No nos parió ¡voto a Cristo! el mesmo vientre?
Sabedor de que se celebraban estas justas, solicita mi señor la honra de medir sus armas con un caballero inglés que quiera aceptar su reto, ya rompiendo lanzas, ya combatiendo con espada y daga, maza ó hacha de armas.
Don Lope, aunque sin espada, manejaba la daga tan viva y diestramente, que en derredor de su persona parecía haber abierto ancho foso en cuanto alcanzaba su brazo armado, que le ponía a cubierto de los más briosos; pero el furor de Muley le estrechaba mucho, y su peligro crecía a cada instante.
Palabra del Dia
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