Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de mayo de 2025


PANTOJA. Una pena... que me aflige más por ser yo quien he de causártela. Bien quisiera; pero no puede ser. ELECTRA. ¡Oh! ya estoy aterrada. PANTOJA. Por Dios, déjame hablar... no seas tan viva... Hija mía, yo no hablo mal de nadie, ni aun de los que me aborrecen. Máximo es bueno, trabajador, inteligentísimo... ¿Qué más quieres? Así, así.

Desde Pirene a Calpe habría sido devorada, y todos los españoles nos agitaríamos en una cárcel de tela, ¡ay!, en los bolsillos de ese afanador de naciones... ¡Tonta, si hubieras sabido aprovecharte!... Pero no haces números, y en esta época el que no hace números está perdido. Déjame a de números. ¿A dónde vas ahora?».

Mira, añadió resueltamente mi mujer; déjame en la fonda; no quiero dar un franco por ver ese edificio; por una peseta está cavando un español todo el dia en el campo....» Sin embargo estos sermones de mi compañera, yo me dirigí al estanco, con el fin de comprar el documento que el conserje me reclamaba. Mi mujer lo notó, y se detuvo á despecho mio. No te empeñes, porque no voy.

De eso trato... Pero con todo mi tino no llegaré, ¡ay! MÁXIMO. Déjame que te ayude a poner la mesa. ELECTRA. ¿Lo crees ? MÁXIMO. Tan cierto como... como que tengo un hambre de cincuenta caballos. ELECTRA. Me alegro. Ahora falta que te guste la comida que te han hecho estas pobres manos. MÁXIMO. Tráela y veremos. ELECTRA. Al instante. MÁXIMO. ¡Singular caso!

He dicho que no. Déjame en paz el alma. Al veinticinco, don Manuel... al veinticinco. Me esperan en casa para que pague. Márchate, o llamo al sacristán. Pues bien; al treinta... que sean al treinta por ciento, como la otra vez. Todo sea por Dios murmuraba suspirando dolorosamente . No dejáis tiempo ni para salvar el alma. Espérame en casa, yo iré así que termine este rosario.

Necesito, no obstante, volver a mi casa y ver a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y a mis hermanas. Déjame ir por poco tiempo y pronto volveré. No gusto de que te vayas, contestó ella. Mucho temo que te suceda algo terrible: pero vete, pues así lo deseas y no se puede evitar. Toma, con todo, esta caja, y cuida mucho de no abrirla. Si la abres, no lograrás nunca volver a verme.

La niña le dio las gracias con una sonrisa. ¿Te encuentras bien ahora? ¡Oh, ; muy bien, muy bien! ¿Quieres dormir un poco a ver si te pasa ese malestar? No, no quiero dormir... Déjame..., no me hables..., ¡si supieras qué bien me encuentro! Ricardo sonrió satisfecho y le acarició la cara como a un niño.

¿Y quién hace caso del rey?... El rey sabe menos que nadie lo que se dice... déjame entrar ó te entro. Y como el sumiller se opusiese, el tío Manolillo le asió por la pretina y se entró con él en la cámara real. Hermano Felipe dijo al rey , aquí te traigo á éste para que le castigues... Se ha atrevido á faltarme al respeto... ¡pretender que la locura no entre en la cámara del rey!

Y ciento diez, ciento y trece justos ... hasta doscientos que debían de ser, ¡tiña!, mira si me falta dinero.... Y no te canses, Bolina, que cuando yo digo una cosa, ¡tiña!... Pero, peazo de animal, déjame acabar.... Si too lo embrollas. ¿Quién te ha dicho á ti que ciento diez riales y tres duros son ciento y trece riales?

Pensé que nunca ya, ¡nunca ya! la volvería a oír. ¿Quieres ser mi esposa? añadió bajando la voz, inclinándose para acercar la boca al rostro de la dama. Déjame un sitio a tu lado, hermosa... Déjame ser una noche feliz... No, Álvaro, ahora no volvió a murmurar la esposa infiel. Mañana... Déjame, estoy muy cansada... Déjame hasta mañana... No te molestaré.

Palabra del Dia

evocaban

Otros Mirando