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Ya sabe la señorita que está a su disposición. Es muy grande para nosotros; pero tengo aquí una amiga que vive en compañía, doña Fuensanta, viuda de un señor comandante. Mi marido es bueno como los panes de Dios. Me gana catorce riales y no tiene ningún vicio. Vivimos tan ricamente.

Mire Vd., he compuesto este letrero y quería ponerlo con letras dorás de purpurina, en esta tarjeta de orla que ma costao dos riales. Bueno, pues... que me digan ustedes cómo lo hago y me dejen hacerlo en la máquina, o donde sea, luego que se marchen esos.

Yo digo que sea el duro pa la meicina; que sea pa los niños, y así ... verás cómo se ablanda... y pué que nos dos... partiremos: te daré á ti dos riales, y.... Anda, ven: ponte este pañuelo en la cara. Señora, yo tengo que hacer, no puedo dijo Clara, que creía no deber darle otra razón menos cortés. ¿Sabe usted dónde está la calle del...?

Tengo, tengo ... dos y dos son cuatro..., cuatro ... cuatro de á decinueve, primeramente. Bueno: pon una peseta con ellos. Ya está. Pus tendrás ahora cuatro duros. Cabales.... Ahora hay, por otro lao, dos pesetas en cuartos y dos tarines. Que son diez riales; y ochenta que tenías antes, noventa. Noventa.

Ahora me quedan cuatro peseta de á cinco, y ... uno, dos, tres ... y dos, cinco ... y uno, seis...; seis medios duros, que son.... Que son, que son...; teníamos antes noventa riales, que con las cuatro pesetas de á cinco hacen, hacen ... noventa, y luego veinte.... Si fueran diez serían ciento; ciento, y diez ... ciento diez.... Luego, seis medios duros, que son tres.

Aquí y en Francia han sío siempre ciento diez y tres, ciento trece, ¡retiña! ; pero como esos tres son duros, y tres duros son sesenta riales, será la cuenta ciento diez, y sesenta, ciento setenta. ¿Y cuántos duros hacen? Media onza es lo mesmo que ciento sesenta riales, y éstos son ciento setenta; conque son, media onza y medio duro ... ocho duros y medio.

Conque es decir que por un lao se me dan treinta riales de menos, y por otro me rebajas en la cuenta otros tantos.... ¡Tina!, pues ahora salgo peor; treinta de acá ... y treinta de allá.... Esto no lo dejo yo así, y ahora mesmo voy al Muelle, ¡retiña! ¡Anda, burro, más que burro!... ¡Este hombre no tiene timón en la cabeza! ¡Mal vendaval te sople, animal!...

Pues esa oficiala, compañera mía hablaba Carola me ha dicho que por los chicos que trajeron los muebles sabe que hay un sotabanco de cincuenta riales. No hay tal; son guardillas trasteras de los enquilinos..., buenas familias. Y fue enumerando cuanta gente había en la casa, hasta llegar al cuarto entresuelo.

Severiana la enseñó como un trofeo, reventando de orgullo. «¡Un conejoclamaron media docena de voces... «¡Hija, cómo te has corrido!». «Hija, porque se puede, y lo he sacado por siete riales». Jacinta creyó que la cortesía la obligaba a lisonjear a la dueña de la casa, mirando con muchísimo interés las provisiones y elogiando su bondad y baratura.

Oyéronse en la sala fuertes murmullos por algunos instantes, y un marinero contestó después muy recio: Quince hombres y veinte mujeres. Enestonces, debe haber en la mantilla ... veinte y diez, treinta, y cinco, treinta y cinco.... Treinta y cinco riales ... menos treinta y cinco chavos. Cabales....