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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Hay una novena dedicada al Santo Ángel Custodio (Manila, 1897) que es el "Ángel delegado por Dios para que esté a nuestro lado, y ejerza con nosotros los amorosos oficios de un tutor cuidadoso, de un cariñoso ayo, de un preceptor amante, de un fiel conductor, y de un amigo íntimo y verdadero *
En este último punto vió un coche donde iba el Vice Rector P. Sibyla, acompañado de D. Custodio, y diéronle grandes ganas de coger al religioso y arrojarlo al agua.
La angustia del tiempo no me ha permitido incluir un mapa que esprese el curso de los rios Igatimí, Yaguarey y el que encabeza con este, que, segun creo, es el que los últimos demarcadores creyeron Corrientes: pero como el Sr. D. José Custodio de Saa y Faría tiene una copia de él, podrá verla V. E. Cuando consulté á dicho Sr.
Como un viejo pisaverde que descubre mohoso paquete de epístolas amatorias, levantóse don Custodio y se acercó al estante. El primer cartapacio, grueso, hinchado, pletórico, llevaba por título «PROYECTOS en proyecto.» ¡No! murmuró; hay cosas excelentes, pero se necesitaría un año para releerlos. El segundo, bastante voluminoso tambien, se titulaba «PROYECTOS en estudio.» ¡No, tampoco!
¿Juan Crisóstomo Ibarra? ¿quién es ése? preguntó S. E. pasando el papel al vecino. ¡Vaya una broma de mal gusto! repuso don Custodio: ¡firmar el papel con el nombre de un filibusterillo, muerto hace más de diez años! ¡¡Filibusterillo!! ¡Es una broma sediciosa! Habiendo señoras...
Ya lo decía el señor Custodio el beneficiao a don Pedro el campanero el otro día: «Ese don Fermín tié más orgullo que don Rodrigo en la horca», y don Pedro se reía; y verás, el otro dijo después, cuando ya había pasao don Fermín: «¡Anda, anda, buen mozo, que bien se te conoce el colorete!». ¿Qué te paece, chico? Se pinta la cara. Bismarck negó lo de la pintura. Era que don Custodio tenía envidia.
Y decía el ¡jamás! con la energía de un triple Guzman á quien le amenazasen con matarle una pulga si no rendía veinte Tarifas. El P. Irene naturalmente opinaba como don Custodio y execraba las operetas francesas. ¡Pfui! El había estado en Paris, pero ni siquiera pisó la acera de un teatro, ¡Dios le libre! Pero la opereta francesa contaba tambien con numerosos partidarios.
Entre tanto quiero esperarle. Estoy decidido a esperar. El cura de la parroquia no consiguió más que el Arcediano. De don Custodio no hay que hablar. Todos aquellos señores sacerdotes «estaban allí en ridículo», según opinión de Glocester. La verdad era que un color se les iba y otro se les venía. ¿Será esto un complot? dijo Mourelo al oído de don Custodio.
D. Custodio prometió despacharlo en todo este mes. ¡Viva don Custodio! ¿Y si don Custodio dictamina en contra? preguntó el pesimista Pecson. Con eso no contaban, embriagados con la idea de que el asunto no se archivaba. Todos miraron á Makaraig para saber qué se resolvía.
Hacía más de quince días que tenía en su poder el espediente y aquella mañana el alto empleado, despues de alabar su celo, le había preguntado por su dictámen. Don Custodio respondió con misteriosa gravedad dando á entender que ya lo tenía terminado: el alto empleado se sonrió, y aquella sonrisa ahora le molestaba y perseguía. Como decíamos, bostezaba y bostezaba.
Palabra del Dia
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