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Actualizado: 21 de julio de 2025
Hace como un mes que me hallaba sentado en la silenciosa y pequeña celda que tan hábilmente oculta la vasta riqueza de la cual soy hoy el único dueño y que me ha colocado entre los millonarios de Inglaterra, relatándole a fray Antonio los detalles de la trágica historia de Mabel y cuán cruelmente había sido víctima de tanta infamia, y al hacerlo, di rienda suelta a mis pensamientos, expresándome con franqueza sobre la acción cobarde del hombre que se había hundido en las profundidades del río subterráneo; pero el bondadoso monje, de rostro curtido y arrugado, levantó su mano, y, señalándome el gran crucifijo que había colgado en la pared me dijo con su voz tranquila: No, no, señor Greenwood.
Y crecieron mis ganas y se hicieron irresistibles cuando vi, primero en la iglesia y después en la feria, a la recatada y joven viuda, con quien quise timarme, como decimos por ahí; pero, por lo pronto fue en balde mi conato, porque sin duda, no lo consentían la modestia y la honestidad de la dama. ¿Qué no logran, sin embargo, la terquedad y la audacia de un mozo como yo, curtido en toda clase de aventuras y acostumbrado a los más peligrosos lances de amor y fortuna?
Era enjuto de carnes, con la recocida delgadez de los mediterráneos bronceados. El viento salino más que los años había curtido su rostro, frunciéndolo con profundas arrugas. Una coloración caprichosa hacía negro el fondo de estas grietas, mientras que la parte expuesta al sol parecía lavada por la luz, con tonos más claros. La barba corta y dura se extendía por los surcos y lomas de su piel.
Pero de todos aquellos nombres, ninguno sonó tan recio como el de Tremontorio, el arisco y hercúleo marinero del Cabildo de Abajo, curtido por todos los climas y batido por todos los mares del mundo.
Si es pobre, el domingo y los días de grandes fiestas salen del fondo del arca las bien conservadas galas: mantón o pañolón de Manila, rica saya y mantilla para ella; y para el marido una camisa bordada con pájaros y flores, blanca como la nieve, un chaleco de terciopelo, una faja de seda encarnada o amarilla, un marsellé remendado, unos zahones con botoncillos de plata dobles y de muletilla, y unos botines prolijamente bordados de seda en el bien curtido becerro.
Por otra parte, la solicitud en buscar los animales vestidos de hermosas pieles, tales como los marimonos negros y rojos, no dejaria de producir grandes provechos, del mismo modo que la conservacion de las pieles de gran-bestia, que con el curtido se transformarían en cueros los mas convenientes para los arneses de coches; dirémos otro tanto de la piel de los venados, que es tan elástica y suave como el cuero de la gamuza, del que fabrican en Europa los guantes mas estimados, ó el calzado de mayor comodidad.
Al oir en boca de Lucía el nombre y apellidos de su amiga y la última inocente pregunta, el Comendador se estremeció, se turbó; el color rojo, que había teñido antes las mejillas delicadas de Clarita, se diría que había pasado con más fuerza á encender el rostro varonil de D. Fadrique, curtido por el sol de India y por los vientos de los remotos mares.
Era el suyo un verdadero tipo militar, tostado por el sol, curtido por el aire, lleno de franqueza y no exento de cierta astucia socarrona; el gran chaleco que llevaba, el recio capote gris-acero, el tahalí, las charreteras, parecían formar parte de su persona. No hubiera sido posible imaginárselo de otro modo.
Será la próxima vez decía para consolarse al partir sin el hijo de su sobrino. Y pasados unos meses reaparecía, cada vez más grande, más feo, más curtido, con una sonrisa silenciosa que estallaba en palabras ante Ulises, lo mismo que una nube tempestuosa estalla en truenos. A la vuelta de un viaje al mar Negro, doña Cristina anunció á su hijo: Tu tío ha muerto.
Libro es este de grandísimo interés, rico en noticias curiosas y en nuevos datos y de muy envidiable lucimiento, no ya sólo para quien empieza a escribir de historia y es muy joven, sino para el más curtido y avezado en este linaje de estudios. No tiene la falta, sino la sobra, en moda hoy; moda de la que parece imposible prescindir para componer una mera biografía.
Palabra del Dia
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