Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


Después desto, cuenta la historia que se llegó el día de la batalla aplazada, y, habiendo el duque una y muy muchas veces advertido a su lacayo Tosilos cómo se había de avenir con don Quijote para vencerle sin matarle ni herirle, ordenó que se quitasen los hierros a las lanzas, diciendo a don Quijote que no permitía la cristiandad, de que él se preciaba, que aquella batalla fuese con tanto riesgo y peligro de las vidas, y que se contentase con que le daba campo franco en su tierra, puesto que iba contra el decreto del Santo Concilio, que prohíbe los tales desafíos, y no quisiese llevar por todo rigor aquel trance tan fuerte.

Dió éste principio á la nueva cristiandad fundando una Reducción, á quien puso debajo del patrocinio de San Esteban, compuesta de gente de cuatro naciones, Lules, Toquistinés, Ixistinés y Oristinés, cuyos ascendientes fueron antiguamente cristianos.

Procuró, no obstante esto, con todo el esfuerzo posible, por espacio de cuatro años que fué Superior, adelantar aquella recién fundada cristiandad, así con la conversión de nuevos infieles como en desarraigar las bárbaras costumbres de los catecúmenos, exponiéndose por eso muchas veces, con invencible constancia, á riesgos y peligros de la vida.

Al pobre Pez le decía constantemente que se mirase en el espejo de D. Juan de Lantigua, el gran católico, el gran letrado y escritor, tan piadoso en la teoría como en la práctica, pues no hacía nada contrario al dogma; ni su cristiandad era de fórmula, sino sincera y real; hombre valiente y recto, que no se avergonzaba de cumplir con la Iglesia y de estarse tres horas de rodillas al lado de las beatas.

Cierto que al contemplar la amenidad de todo aquel extenso paraje, la grandiosidad de sus edificios y las bellezas todas que rodeaban la casa de Don Fernando Colón, justamente pudo éste recomendar á sus descendientes que conservasen el suntuoso edificio y su magnífica huerta porque «según había visto sitios de casas por la cristiandad, ninguno pensaba haber mejor». De propios y de extraños era con razón celebrado, y aún más, si se atiende á que por aquellos años, el ilustre hijo del Almirante, cuidábase preferentemente de terminar el adorno de la fachada, enriqueciendo con los primores del cincel aquel venerando asilo de las ciencias, en el cual pensaba pasar los años de su vida, trocando las inquietudes y falácias de la corte, en que había vivido los años de su juventud, por el dulce sosiego y apacible deleite del estudio.

Retirábanse una noche, acabado de rezar el rosario, á sus casas, cuando de repente descendió del cielo un globo de luz que esparció por el contorno sus rayos y llenó á un mismo tiempo sus corazones de júbilo y reverencia; y que esto fuese cosa más que natural lo demostraron los efectos causados en aquella santa cristiandad.

Ornato y prez de la cristiandad es tan buena señora, y su tierna y hermosa familia prospera añadió el reverendo, Sofía está perfectamente educada, y es tan atenta como cariñosa. Las buenas prendas y cualidades de Sofía parecían afectarle hasta tal extremo, que se extendió en consideraciones sobre ellas un buen lapso de tiempo. El maestro viose doblemente confuso.

Pero lo que no pudo hacer en la tierra en provecho de aquella nueva cristiandad, lo hizo bien presto y más eficazmente con sus oraciones desde el cielo, porque aquellos neófitos dejaron luego la embriaguez y otros vicios que trae consigo esta bestial costumbre, cosa que hasta entonces había costado mucho trabajo sin fruto.

Lo mismo hacen en Francia aquellos que muestran ser devotos y confidentes de aquella corona y así los demás, de lo que nacen tales sospechas en el ánimo de los príncipes que no se fia nada uno de otro, que es de grandisimo perjuicio á la quietud, y paz pública, y al bien universal de la cristiandad, haciéndose con esto dificultosisima la conclusion de una liga contra el enemigo comun y poco segura la paz entre los príncipes cristianos.

El capitán Juan de Gama se salió fuera y se fué de su propia autoridad y sin orden de ninguno á la tienda del Bajá y allí se rindió á buena guerra, por no faltar de su costumbre, y después con el tiempo y su poca vergüenza, le dieron libertad, y se fué con los otros capitanes que habían rendido el fuerte, en libertad, los cuales, ni más ni menos, habido la libertad por este insine servicio que hicieron al Bajá, sin ningún temor de Dios ni vergüenza de la cristiandad.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando