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Actualizado: 14 de julio de 2025
Debía traerle naranjas y flores, ¡muchas flores! El trastorno mental de su crisis la hacía olvidar la penuria del amante. Maltrana no volvió. Transcurrieron varios días sin que el doctor lo encontrase por la mañana en las cercanías de San Carlos. Esta visita había bastado para darle cierta tranquilidad.
A las puertas del lugar salieron los muchachos y los hombres de a pie a recibir la lucida cabalgata, y todos entraron por aquellas calles al son de las campanas que se habían echado a vuelo, entre vivas y aclamaciones, y atronando el aire a tiros de cuantas escopetas estaban servibles en Villafría. Crisis
Los tiempos eran de crisis económica: los ricos conocían momentáneamente la pobreza y la inquietud; los Bancos habían suspendido sus operaciones y sólo pagaban una exigua parte de sus depósitos. El millonario se vió privado por unas semanas de su riqueza.
Después de estas crisis era raro que mi padre no se apresurara á comprar algún bello dije, que mi madre hallaba bajo su servilleta, al sentarse á la mesa, y que jamás usaba.
Porque las funciones de comer y digerir no se regían en aquel hombrazo por las grandes crisis del espíritu, sino por una ley mecánica. Necesitaba comer, mucho y a menudo, como la mole ruinosa necesita el puntal para no desplomarse. No obstaba aquel insaciable apetito de su estómago para sentir el pobre hombre desfallecido de pena su corazón.
Retrocedía ante las preguntas que podrían conducir al hecho que él mismo suponía, es decir, que había sido presa de una de sus crisis. ¡Ah! dijo Dolly con dulce gravedad , es como la noche y la mañana, el sueño y la vigilia, la lluvia y la cosecha; una cosa se va, la otra viene, y nosotros no sabemos ni cómo ni cuándo.
Sí contestó el millonario con sencillez. Me sienta perfectamente: no tienes más que mirarme. Sánchez Morueta parecía repuesto de su crisis. Nada quedaba en él del enfermo que había visto Aresti en su última visita á Las Arenas. Su mirada era tranquila, con una fijeza serena: el color sanguíneo de sus primeros tiempos de luchador había vuelto á animar su rostro.
Aquella tarde Chacón abrazaba y besaba tiernamente á su hija, que, al ver llorar á su padre, lloraba también sin saber porqué. El coronel tenía un proyecto, el único que podía darle alguna esperanza de asegurar en lo futuro el bienestar de Clara. Había resuelto entrar en campaña, avanzar en su carrera y seguir á la nación en aquella crisis, seguro de que le pagaría sus servicios.
¡Bah! respondió Genoveva siempre indulgente. Es esa una crisis por la que pasan muchas jóvenes... Ya pasará; te lo aseguro. Pero es una crisis peligrosa observó la de Ribert; su corazón y su cabeza se atrofian visiblemente... No se fíe usted, Magdalena... No debía usted decírselo todo a Francisca como lo hace.
Basta consignar que era una mujer grosera y desgraciadamente muy pecadora, pero al fin y al cabo la única mujer del campamento Rodrigo, que precisamente pasaba la crisis suprema en que su sexo requiere mayor suma de cuidados y atenciones. Viciosa, abandonada e incorregible, padecía, sin embargo, un martirio cruel aun cuando lo atienden y dulcifican las compasivas manos femeninas.
Palabra del Dia
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