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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Para que Miguel de Zuheros reconociese que no era amor lo que por él sentía, sino gratitud a sus rendimientos y obsequios y cierta vaga e indecisa predilección doña Sol atrajo y cautivó, aunque con menos marcados favores, con menos blandas sonrisas y con miradas menos dulces y más fugaces, a otro caballero de los que en la corte asistían. El remedio fue peor que la enfermedad.
Y al fin, señor licenciado, un caballero de nosotros ha de tener más faltas que una preñada de nueve meses, y con esto vive en la Corte; y ya se ve en prosperidad y con dineros, y ya en el espital. Pero, en fin, se vive, y el que se sabe bandear es rey, con poco que tenga.»
Lo cierto es que hace algunos días les armó un lazo donde fatalmente fueron á caer los desventurados amantes. No se conocen los detalles de esta misteriosa y terrible venganza. El conde desapareció, y se da como seguro que ha pasado á Francia á formar parte de la corte del Pretendiente. Un mayordomo suyo, que la voz pública designa como el principal auxiliar del asesinato, también huyó del país.
Enrique declara solemnemente que su casamiento con Catalina es nulo, y que su hija María será la heredera legítima de la corona de Inglaterra. Dice, al terminar, que la cabeza de cualquiera, que no encuentre bastante sólidas las razones que le asisten para el divorcio, será separada inmediatamente del tronco. Carlos, asustado, lleva precipitadamente esta noticia á la corte de Francia.
Y sus difuntos untados de harina de trigo, su comendador filtrándose por una puerta atada con cuerdas, su infierno de espíritu de vino y su apoteosis de papel de forro de baúles, le impresionaron de tal modo que aquella noche no pudo dormir. En la sala pasaba, poco más o menos, lo mismo que en los más suntuosos teatros de la Corte.
El Cojuelo respondió: Es un muy gran caballero y el más bien quisto que hay en esta tierra ni en la Corte; que no es pequeño encarecimiento.
¡Cómo! dijo ; ¿el conde de Lemos vuelve á la corte? ¡pues bien, me alegro, vuelve á tiempo, como que sólo hace cuatro días que vos habéis venido! Oidme, por Dios, que importa; vuestro marido, si os obstináis en retenerme, acabará por saber que yo... y que vos... que estoy en vuestras manos.
Vino entonces a la corte una famosa compañía dramática francesa, y Currita mandó reservar el abono de un palco para que fuesen los niños todas las noches al teatro. Hablaban aquellas criaturas un francés tan chabacano, tan de provincia, que era preciso aprendiesen de viva voz el puro acento parisiense.
A lo que dijo el ama: -Díganos, señor: en la corte de Su Majestad, ¿no hay caballeros? -Sí -respondió don Quijote-, y muchos; y es razón que los haya, para adorno de la grandeza de los príncipes y para ostentación de la majestad real. -Pues, ¿no sería vuesa merced -replicó ella- uno de los que a pie quedo sirviesen a su rey y señor, estándose en la corte?
A poco de recibir García la carta se presentan cuatro desconocidos, que se dicen caballeros de la corte, y piden hospitalidad por haberse extraviado en la caza.
Palabra del Dia
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