Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de junio de 2025


Estuvo con él más dulce que una arropía, y aunque le dijo que no tenía que venir a su casa para probarse la primera camisa, porque cuando estuviese medio hecha o hilvanada se la enviaría para la prueba, le convidó a que algunas noches, de nueve a once, cuando no tuviese nada mejor que hacer, viniese, quería, un rato de tertulia a su casa, porque ni ella ni Juanita gustaban de acostarse temprano, y aunque estaban casi siempre solas, velaban hasta las doce.

«Digo, pues, señores míos -prosiguió Sancho-, que este tal hidalgo, que yo conozco como a mis manos, porque no hay de mi casa a la suya un tiro de ballesta, convidó un labrador pobre, pero honrado.» -Adelante, hermano -dijo a esta sazón el religioso-, que camino lleváis de no parar con vuestro cuento hasta el otro mundo.

Reuniólos en su posada, y los convidó á cenar, poniendo por condicion que hiciese cada uno de ellos juramento de contar con sinceridad su propia historia, y prometiendo escoger al que mas digno de compasion y mas descontento con justicia de su suerte le pareciese, y dar á los demas una gratificacion.

Hiciéronse mil corteses comedimientos, y, finalmente, cogiendo a don Quijote en medio, se fueron a sentar a la mesa. Convidó el duque a don Quijote con la cabecera de la mesa, y aunque él lo rehusó, las importunaciones del duque fueron tantas que la hubo de tomar. El eclesiástico se sentó frontero, y el duque y la duquesa a los dos lados.

Las Ciudades populosas y fuertes no padecieron en esta comun tempestad, porque siendo los Catalanes tan pocos, no se querian ocupar en asaltar murallas, donde forzosamente habian de perder gente, y si algunas tomaron, fué porque el descuido del enemigo les convidó para que lo pudiesen hacer, sin aventurarse mucho.

En suma, doña Mencía se humanó, se apiadó del aislamiento de su cautivo, y, en vez de dejarle comer solo en la torre en que vivía, le convidó a comer a su mesa. Con este trato familiar y diario, doña Mencía dio por seguro que pronto acabarían por desvanecerse las ilusiones algo malsanas que había concebido; pero, por desgracia, aconteció muy al revés de su buen propósito y honradísimo intento.

La práctica, dixo el oficial, es dar un abrazo al rey, y besarle en ámbas mexillas. Abalanzáronse pues Candido y Cacambo al cuello de Su Magestad, el qual correspondió con la mayor afabilidad, y los convidó cortesmente á cenar.

Voy todos los miércoles al mercado, compro pollos y huevos, discuto por gusto con las vendedoras para acabar dándolas lo que piden, convido en la chocolatería a las hortelanas de este contorno, y vuelvo a casa escoltada por todas ellas, que se admiran al oírme hablar con Beppa en un lenguaje extraño. ¡Si viera usted lo que me quieren!... En sus ojos leo el asombro al reconocer que la señoreta no es tan mala como dicen las de la ciudad. ¿Recuerda usted la pobre hortelana enferma que vimos en la ermita aquella tarde?

Pues ya lo estáis viendo: como bien, bebo mejor, convido á quien me place, no pido favores á nadie y le traigo á mi novia telas de seda y brocado dignas de una princesa. ¿Qué os parece la paga, mes garçons? ¿Y qué del montón de chucherías y dijes que véis en aquel rincón?

A todos les convido a mi boda. «¿Y quién es la novia?», dirán ustedes. Pues sepan que no la he visto. Mi señora madre lo ha arreglado todo con otras dos señoras de Córdoba, y, según me han dicho, es más bonita que el Sol, aunque ahora da en la manía de no salir del convento.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando