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Actualizado: 15 de junio de 2025
Hemos interrogado á varios contemporaneos del P. Morillo, y todos los datos que nos ha sido posible adquirir acerca de su persona se reducen á los siguientes. Nació en el reino de Andalucia, y vistió temprano el hábito de los Recoletos. Movido del deseo de emplearse en la conversion de los infieles, pasó á América, donde llegó á ser prelado de su órden en la provincia de Salta.
Y como en aquel tiempo se trataba con gran calor de la conversión á nuestra Santa Fé de las naciones que están hacia el estrecho de Magallanes, que descubiertas pocos años antes por el V. P. Nicolás Mascardi, italiano, sujeto de la provincia de Chile y mártir del Señor, pedían predicadores de nuestra Santa Ley, y por orden de nuestro piadosísimo Monarca Carlos II, estaban ya á punto algunos fervorosos misioneros para entrar en las tierras de los Patagones, fué también señalado el P. Arce.
Consagráronse luego dos años consecutivos al estudio de la lengua, y á merecer poco á poco la entera confianza de los indígenas; mas, á pesar de haber llegado á ser absolutamente necesarios para aquella nacion por sus conocimientos en medicina, y de haberse grangeado por sus buenos procederes el afecto de todos los moradores, tuvieron que valerse de la astucia para determinarlos á la conversion.
Fabrice no pudo ocultar a su mujer el contento que esto le causaba, y, por la tarde, durante la comida, como hablasen de ese particular, la mortificó inocentemente con sus embarazosas preguntas acerca de lo que ella pudiese saber o adivinar sobre las causas que originaron esta dichosa y repentina conversión de Pedro.
A la mañana rezaban algunas oraciones, y el acto de contriccion, y una oracion en que daban gracias á Dios por los beneficios comunes, y le ofrecian las obras y trabajos de aquel dia, especificando la hambre, sed, cansancio, peligros, &a.; y protestando, que lo hacian por su amor y por la conversion de los infieles.
A la parte del S salió una indiada Mataca: su ladino se llamaba Luis, á quien antes conocia; pues este con su gente trabajó en Salta en el convento, estando yo de guardian; y de toda chusma habria 220. Tratéles de su conversion, y me respondió que ya habia tratado con su amigo el Señor Arias. Anduvimos este dia 13 leguas: la sonda de á mas de 6 cuartas en la playa, y lo demas de tres varas.
Esto no puede ser sino ardid engañoso de los portugueses, y colisión de vosotros con ellos y traición que nos estais armando desde el principio de nuestra conversión, como no sin fundamento se lo recelaron nuestros antepasados, y en fin, la traición que no excusasteis con ellos, porque no pudisteis la queréis ejecutar ahora con nosotros ó nuestros pobres hijos.
Respecto a que Tirso diese margen a disgustos de otra índole, por proponerse la conversión de la familia o emprender campaña para despertar su fervor religioso, nada receló: antes era de temer, según el carácter que el cura demostraba, algún rasgo de intolerancia, exceso de celo o frase áspera que turbara la tranquilidad del hogar, porque la falsa circunspección que Tirso observaba oyendo comentar noticias de la guerra se parecía mucho al disimulo.
Se debe esta conversión a cierto Padre jesuita, de nación española, que llegó a esta ciudad, procedente de Filipinas y se detuvo algún tiempo entre nosotros. Era varón tan ilustrado, tan piadoso y tan elocuente y melifluo, que logró convencerme. Dios le bendiga y se lo pague. Callo su nombre, porque de seguro no te importa y porque no quiero lastimar su extremada modestia.
Llegada de los indios Chiquitos á la ciudad de Santa Cruz; piden al gobernador cesen las hostilidades y persecuciones de los españoles I 71 Llegada del P. Lucas Caballero á Córdoba de Tucumán I 231 Llegada del P. Fernández á las tierras de los Chiriguanás I 218 Llegan á Buenos Aires cuarenta y cuatro Misioneros de la Compañía de Jesús; empiezan la conversión en las naciones de los Chiquitos I 78
Palabra del Dia
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