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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Hubiera preferido, sin duda, unos amores menos alambicados, un novio más á la pata llana, que hiciera lo que los demás, esto es, que la acompañara en paseos y romerías, le contase las especies que corrían por la villa, le dijese que la quería cuando viniese á cuento y en términos lisos y llanos; y si alguna vez le entraban tentaciones de ser más tierno que de costumbre, le diese buenamente un beso en las mejillas y no en la punta de los dedos ó en el pelo, como hacía el suyo.
Los dos, que no deseaban otra cosa que saber de su mesma boca la causa de su daño, le rogaron se la contase, ofreciéndole de no hacer otra cosa de la que él quisiese, en su remedio o consuelo; y con esto, el triste caballero comenzó su lastimera historia, casi por las mesmas palabras y pasos que la había contado a don Quijote y al cabrero pocos días atrás, cuando, por ocasión del maestro Elisabat y puntualidad de don Quijote en guardar el decoro a la caballería, se quedó el cuento imperfeto, como la historia lo deja contado.
La evidencia de estas verdades ha hecho que se contase entre las formas de argumentacion el entimema, el cual no es mas que un silogismo en que se calla por sobrentendida, alguna de sus proposiciones.
Mario dejaba que su mujercita le contase lo que pensaba hacer con el vestido color fresa cuando la falda se ensuciase demasiado, o bien el número de camisas que iba a poner apartadas y las que dedicaría al uso, o las reformas trascendentales que proyectaba en el ramo de chambras.
Y por esto y como contase Simoun que los tulisanes estaban muy bien provistos de escopetas, fusiles y revólvers, y que contra semejantes individuos un hombre solo por bien armado que estuviese no se podía defender, S. E. para evitar en lo futuro que los tulisanes adquieran armas, iba á dictar un nuevo decreto concerniente á las pistolas de salon.
Y por ventura, en premio de esta generosa constancia, se le encendió el corazón en vivos deseos de entrar en la Compañía, que amaba tiernísimamente; mas atendida su mucha edad, era necesaria la licencia de nuestro Padre General, la que no se podía tan presto alcanzar; por lo cual, para consolar en parte sus plegarias y sus lágrimas, el P. Vice Provincial Luis de la Roca, cuando visitó aquellas Misiones, le admitió por Donado hasta que viniese de Roma la licencia de recibirle por hermano Coadjutor de la Compañía; pero el cielo le firmó más presto esta licencia, y la Compañía triunfante le contó en el número de aquellos campeones que bordaron la librea de Cristo con su propia sangre, antes que acá en la tierra le contase la militante en el número de aquéllos, que con los ministerios humildes de su estado la ayudan á la conversión de las almas.
Se queria que en caso de invasion el gobierno belga contase con un refugio seguro en Ambéres, y para eso se creia indispensable mantener las antiguas fortificaciones, ó en caso de demolerlas construir otras nuevas y mas formidables.
¡Oh, París! ¡París! decía abriendo los ojos y frunciendo los labios para expresar su admiración cuando hablaba á solas con el argentino . ¡Cómo me gustaría ir á él! Y para que le contase las cosas de París se permitía ciertas confidencias sobre los placeres de Berlín, pero con ruborosa modestia, admitiendo por adelantado que en el mundo hay más, mucho más, y que ella deseaba conocerlo.
Rogóle la duquesa que le contase aquel encantamento o burla, y Sancho se lo contó todo del mesmo modo que había pasado, de que no poco gusto recibieron los oyentes; y, prosiguiendo en su plática, dijo la duquesa: -De lo que el buen Sancho me ha contado me anda brincando un escrúpulo en el alma y un cierto susurro llega a mis oídos, que me dice: ''Pues don Quijote de la Mancha es loco, menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce, y, con todo eso, le sirve y le sigue y va atenido a las vanas promesas suyas, sin duda alguna debe de ser él más loco y tonto que su amo; y, siendo esto así, como lo es, mal contado te será, señora duquesa, si al tal Sancho Panza le das ínsula que gobierne, porque el que no sabe gobernarse a sí, ¿cómo sabrá gobernar a otros?
Sería proceder en infinito si yo contase aquí los productos del reino vegetal, la Flora de aquella tierra predilecta del cielo, sobre la cual, según popular convencimiento y arraigada creencia, está verticalmente colocado, en el cenit, el trono de la Santísima Trinidad. Baste saber que las mil y tantas huertas de Cabra son un Paraíso.
Palabra del Dia
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